Don Benedict jugó balonmano a nivel profesional durante 30 años en la región del Pacífico Noroeste estadounidense. Para mantenerse en forma, corría ocho kilómetros un día sí y un día no.
Sin embargo, las décadas de golpeteo contra el pavimento le pasaron la cuenta. Cuando Benedict tenía 57 años, se rompió un disco en la columna. Luego, pasó de nuevo. Se sometió a tres cirugías de columna y la última, según cuenta, empeoró las cosas
“Descubrí que habían comprimido los nervios de mi espina dorsal por tanto tiempo que se desarrolló [un trastorno llamado] aracnoiditis”, explicó.
El tejido cicatricial presionó sus nervios, lo que le provocaba dolor constante. Los médicos le recetaron analgésicos de uso rudo, entre ellos OxyContin y Tramadol, además de píldoras contra la ansiedad. Los tomó por años, un total de 14 dosis de pastillas al día. Los fármacos solo aliviaban parte del dolor. La mayor parte del tiempo, Benedict se quedaba en cama porque, pese a las pastillas, le dolía demasiado hacer cualquier otra cosa.
El rostro estoico y bien definido de este hombre de 70 años, una combinación de Dan Marino con Jimmy Stewart, revelan las décadas de sufrimiento. “Con el dolor llega la depresión. Cuando tienes algo tan debilitante, tienes que deprimirte”, señaló Benedict. Pero tras años de tomar analgésicos, encontró una alternativa.
SUMERGIRTE EN AGUAS TERMALES AYUDA A ALIVIAR EL DOLOR
Benedict recordó la época en la que era guía de río y llevaba a los turistas al río Salmon, en Idaho, junto con su esposa. Se detenían donde había manantiales de aguas termales.
“De hecho los buscábamos para ponernos cómodos”, recuerda Benedict. “Pensé: ‘bueno, si en ese entonces me funcionó, seguramente me servirá de mucho ahora'”.
Durante los pasados cuatro años, él y su esposa han estado yendo a los manantiales de aguas termales tres veces al día en Idaho City, Idaho. “El agua caliente me hace sentir mucho mejor, parece que todos mis problemas desaparecen”, dijo Benedict, acompañado por su esposa. “Esos nervios se relajan tanto que puedo estar sin dolor por seis u ocho horas”.
Los manantiales brotan en una alberca olímpica en la que la temperatura oscila entre los 36 y los 37 grados centígrados.
En cuestión de meses, Benedict dejó de tomar más de la mitad de las pastillas que le habían recetado. “No solo reduje la cantidad de pastillas, sino que reduje la potencia del medicamento”. Se baña con su esposa, Susan, quien siempre dice que el agua alivia el asma grave que padece porque relaja los músculos de su garganta.
En los manantiales hicieron un amigo que les escribe mensajes regularmente para invitarlos a reunirse en los manantiales. Se trata de un veterano de Vietnam con cáncer en remisión. Socializan, se relajan y bromean mientras el vapor del agua caliente se eleva ante el paisaje montañoso de Idaho.
“Mi estado mental cuando estoy en el agua es fantástico”, presumió Benedict.
EL AGUA CALIENTE ALIVIA EL DOLOR
La experiencia de Benedict con las inmersiones en agua caliente y el alivio del dolor cuentan con el respaldo de la ciencia.
“Cuando te das un baño caliente y tu temperatura corporal se eleva, ocurren varias cosas que alivian el dolor”, explicó David Burke, médico director del Centro de Medicina de Rehabilitación de la Universidad Emory, en Estados Unidos.
“Los baños calientes expanden los vasos sanguíneos en esas zonas y permiten la distribución de las propiedades curativas de la sangre. Los músculos se relajan, se quita la tensión de los músculos y de los nervios que han resultado dañados”.
En algunos estudios se ha determinado que además de aliviar el dolor, darse baños calientes y baños sauna podría tener beneficios mucho más profundos.
LOS BAÑOS CALIENTES Y LOS BAÑOS SAUNA PUEDEN SER BUENOS PARA EL CORAZÓN
En un estudio de 2016, que se publicó en el boletín Journal of Physiology, se determinó que tan solo ocho semanas de inmersión constante en agua caliente reducen la presión arterial y provocan que las arterias se vuelvan más flexibles en adultos jóvenes sanos.
Los científicos de Finlandia se han centrado en los beneficios de los baños sauna, una tradición escandinava. En su estudio, que se publicó en el American Journal of Hypertension, participaron más de 1,600 hombres de mediana edad con presión arterial normal que se habían dado baños sauna a lo largo de 25 años.
En un estudio que se llevó a cabo en Finlandia en 2016 se determinó que la exposición frecuente al calor de los baños sauna a lo largo de la semana está relacionada con un riesgo bajo de desarrollar demencia. En este estudio participaron más de 2,300 hombres sanos que se dieron baños sauna una vez por semana durante seis años.
Burke señaló que no se han hecho más estudios en Estados Unidos porque no hay grupos grandes de personas que se den baños sauna o que hagan inmersiones en agua caliente como en Finlandia.
Ninguno de estos estudios puede demostrar la relación causa-efecto, lo que relacionaría definitivamente los baños sauna con estos beneficios. Sin embargo, de acuerdo con Burke, las pruebas de que “los efectos vasculares son profundos” son sólidas.
BAÑOS SAUNA EN LA UNIVERSIDAD EMORY PARA PERSONAS CON LESIONES CEREBRALES
Burke, especialista en lesiones cerebrales, incorpora los baños sauna en su tratamiento en el Hospital de Rehabilitación de la Universidad Emory.
“Recomiendo rutinariamente los baños sauna porque son una forma rápida —20 minutos, cuatro veces por semana— de preservar las partes del cerebro que no están dañadas”. Cree que en el sauna, los vasos capilares del cerebro se abren, lo que podría impedir el microdeterioro del cerebro. “Parece que la idea es incrementar tu temperatura corporal”, dijo. “Es algo pasivo y fácil de hacer, particularmente en el caso de personas con articulaciones lesionadas que necesitan mantener su cerebro y su corazón en buenas condiciones, pero que físicamente no pueden hacer algunos de los ejercicios”, explicó.
PRECAUCIONES AL DARSE BAÑOS SAUNA O BAÑOS CON AGUA CALIENTE
El médico advierte que darse baños con agua caliente o baños sauna no es para todos ni para todo momento.
Explicó que cuando acabas de lesionarte (dentro de un lapso de 48 horas), el hielo es lo mejor para el proceso de sanación, ya que reduce la inflamación. Después de 48 horas aproximadamente, el calor es una buena opción, de acuerdo con Burke.
“Las personas que tienen presión baja u otras afecciones cardiovasculares más graves deben consultar a su médico antes de someterse a cualquier tratamiento de corto o largo plazo, como la inmersión en agua caliente”, señaló. “Ha habido casos de personas que se desmayan cuando sus vasos sanguíneos se abren rápidamente”, agregó. “Simplemente tienes que conocer tu cuerpo y consultar a tu médico”.
Burke agregó que los medicamentos para la presión arterial pueden afectar la reacción de tu sistema vascular al calor y al frío. Además, recomienda beber mucha agua antes y después para contrarrestar la deshidratación.
EL EXJUGADOR DE BALONMANO NO NECESITA PRUEBAS
Benedict dice que su nivel de dolor y su presión arterial han bajado significativamente desde que empezó a ir a las aguas termales, hace cuatro años. “Tenía 150 sobre 90. Ahora tengo 118 sobre 68”. Sin embargo, también se lo atribuye a que mejoró su dieta y a que bajó de peso en ese lapso. Pese a todo, dice, no se puede restar importancia al alivio que le han dado los baños con agua caliente.
“Hubo una época en la que tuve un plan para acabar con mi vida”, cuenta. “El dolor crónico de no poder ser tan activo como solía ser”, dijo. “Mi personalidad es tipo A. Era exitoso. Luego, de repente, me lo quitaron. Lo que estoy tratando de hacer, entonces, es recuperar parte de la calidad de vida que me gusta”.
“¿Sabes? Si vienes tres veces por semana, tiene su chiste”, dijo. Una sonrisa iluminó su rostro. Información Expansión