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otidianamente surgen voces a favor o en contra de la inteligencia artificial (IA), la nueva y exitosa tecnología que posee el potencial de revolucionar numerosos aspectos de nuestras vidas, pero también conlleva ciertos riesgos significativos.
Para unos, los beneficios de la IA son inmensos. Entre ellos se incluyen:
1. Automatizar tareas que actualmente desempeñan humanos, liberando así nuestro tiempo para actividades más creativas y productivas.
2. Mejorar nuestra capacidad de toma de decisiones proporcionándonos análisis e información más precisos.
3. Abordar y potencialmente resolver problemas globales urgentes como el cambio climático y la pobreza.
Para otros, la IA implica graves riesgos. Por ejemplo:
1. La creación de sistemas de armas autónomos capaces de atacar sin intervención humana.
2. La generación de desempleo masivo a medida que las máquinas se capaciten para desempeñar más funciones humanas.
Además, hay una preocupación creciente acerca de que la IA pueda alcanzar un nivel de inteligencia que suponga una amenaza para la existencia de la especia humana.
Recientemente, Gary Gensler, presidente de la Securities and Exchange Commission (SEC) —la agencia del Gobierno de Estados Unidos responsable de hacer cumplir las leyes federales de los valores y regular la industria de los valores, los mercados financieros, las bolsas de valores, de opciones y otros mercados de valores.—, manifestó nuevamente su preocupación por un nuevo riesgo asociado con la IA.
Gensler, quien además de varios altos cargos gubernamentales tuvo una destacada carrera académica en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) antes de llegar a la SEC, expresó en 2020 su preocupación respecto a la IA en el sector financiero.
En un artículo que escribió ese año, resaltó los riesgos que implica que los sistemas financieros dependan en exceso de programas de IA y advirtió sobre su potencial para generar grandes crisis financieras.
Sus inquietudes se centraron en:
1. La posibilidad de que una predominancia de la IA en el sistema financiero genere estructuras demasiado homogéneas e interconectadas, lo que las haría vulnerables a eventos como ventas masivas de acciones basadas en predicciones coordinadas de IA.
2. El riesgo de que las regulaciones financieras actuales no estén a la altura de las decisiones impulsadas por la IA.
El artículo también subrayó los riesgos del “amontonamiento” y “pastoreo” de datos, lo que significa que si la mayoría de los modelos de IA toman decisiones basadas en los mismos datos, podrían actuar colectivamente, lo que resultaría perjudicial. Además, destaca el peligro de sesgos en la IA que pueden afectar desproporcionadamente a grupos marginados.
Con Gensler al mando de la principal entidad reguladora financiera de EEUU se espera ver qué medidas se adoptarán para abordar estos desafíos. En una entrevista reciente con The New York Times, Gensler reconoció la importancia de la IA en el futuro del sector financiero, aunque no detalló acciones regulatorias específicas.
A medida que la IA continúa evolucionando, debemos esperar y ver cómo se desarrollan las cosas y esperar con los dedos cruzados que resulten exagerados o infundados los temores que esta tecnología genera en muchas personas, sean o no expertas en la materia.
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