Por Ángel Verdugo
Seguramente es conocida de usted la vieja y certera maldición china que dice así: Ojalá te toque ver (vivir) tiempos interesantes. La aparente sinrazón de la frase pronto desaparece, cuando uno piensa en el adjetivo interesantes. Lo son porque —de ahí el carácter de maldición de la frase—, sin duda serán tiempos convulsos y grandes transformaciones las cuales, casi siempre, implicarían sacrificios para quienes verían o vivirían tiempos interesantes.
De tomar como referencia dicha maldición, ¿qué tan adecuado sería hoy —ante lo que vemos y escuchamos—, afirmar que los próximos años en México podrían ser, como reza la maldición aquélla, tiempos interesantes? De tener que responder a la pregunta y deseando estar completamente equivocado, mi respuesta hoy es un rotundo sí.
Los problemas en toda sociedad y/o país, son resultado de un proceso de degradación que pudo haber comenzado decenios atrás; si bien los problemas pasan inadvertidos durante un periodo largo, eso no impide que al romperse los diques que frenaban su estallido o al romperse los equilibrios que mantenían una imagen de prosperidad y desarrollo, se dé la impresión de que todo sería responsabilidad del gobernante en funciones.
De la misma manera, además de un juicio falto de objetividad, sería también una opinión equivocada afirmar, que un candidato triunfador que recién toma posesión de su cargo, sería el único responsable de los males y problemas de índole diversa que le estallarían en cuanto estuviere al frente del gobierno que encabezare.
Viene a cuento lo planteado en los párrafos anteriores, básicamente, por la conducta de no pocos de los adoradores del candidato triunfador este domingo 1 de julio en la elección presidencial. El más risible de los señalamientos que suelen hacer, busca impedir que López sea criticado antes de tomar posesión porque, afirman con la seguridad que sólo la incapacidad analítica casi total o el retraso mental podría justificar, al haberlo hecho Peña tan mal, nadie tendría derecho a criticar a López.
Quienes así ven las cosas, son incapaces de entender que desde ya, lo que deja ver ya el candidato triunfador urbi et orbi, como hemos atestiguado, nada bueno augura para su gobernación.
Es fácil de entender lo útil que son —para estimar la gobernación que ejercería un candidato triunfador en uno u otro país—, las ideas que expresa acerca de ciertos temas y problemas; de la misma manera, más útil es lo que dejan ver —en cuanto a capacidades y calificación profesional e ideas acerca de aquéllos, los integrantes de lo que será el círculo cercano al que tomará posesión en unos cuantos meses.
En consecuencia, pretender acallar las críticas o señalamientos hechos al uno y a los otros por posibles problemas debidos a la ignorancia exhibida ya por todos ellos, no pasa de ser un recurso barato de fanáticos y seguidores acríticos, desinteresados o no. Dado pues lo visto y escuchado de uno y de otros, me parece que lo que veremos y viviremos en los próximos seis años serán, no lo dudo, tiempos interesantes como reza la maldición china.
Usted, ante lo que López plantea en relación con el gobierno que encabezará, y lo que han opinado los otros de las funciones que eventualmente desempeñarían en el gobierno de aquél, ¿piensa que todo será miel sobre hojuelas, que en verdad nos espera el paraíso terrenal, al cual entraremos sin pagar boleto? ¿Tan fácil, tan rápido?
¡Pobre México! Cuidado con lo que nos espera. Información Excelsior.com.mx