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En temporada electoral es común hablar de los jóvenes, pero no tanto de los que ya no lo son o que están dejando de serlo, como es el caso de los adultos que tienen entre 25 y 39 años. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay alrededor de 28 millones de personas que forman parte de este rango de edad (también conocidas como millennials), razón por la cual la pirámide poblacional empieza a ser más angosta, en comparación con la de 2010.
Según datos oficiales, es posible pensar que los millennials han contribuido en la mejora de la economía de nuestro país. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), para el segundo trimestre de 2023, la mayoría de la población ocupada, tanto de hombres como mujeres, se concentra en un rango de edad entre los 25 y los 34 años, seguida por el de 35 a 44 años; y de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), el primero tiene un promedio de ingreso salarial de siete mil pesos, y el segundo de 10 mil pesos, por alrededor de 48 horas de trabajo a la semana (sin contar la subocupación). De igual forma, según esta última encuesta, la mayoría de los ingresos de los hogares proviene de salarios producto del trabajo, lo que quiere decir que los millennials son uno de los principales grupos que mantiene a sus hogares por el tiempo de vida que invierte en trabajar (y no por las transferencias), aunque sus labores no resulten en promedio muy bien pagadas.
La ENOE también muestra que la mayoría de la población ocupada se desempeña en el sector servicios, realiza trabajos subordinados, se concentra en las ciudades más pobladas del país y lo hace desde la informalidad laboral (nada más para dimensionar la situación, en el 2023 se han creado 1.5 millones de empleos, de los cuales el 87 %, según Luis Miguel González de El Economista, fueron informales). De esta mayoría de la población, y siempre siguiendo datos oficiales del INEGI, nuevamente son los millennials los que concentran la mayor cantidad de empleos informales, incluso aquellos que son profesionistas o técnicos. Esto quiere decir que los millennials trabajan mucho por poco dinero, y suelen hacerlo sin las prestaciones propias de la formalidad.
Es quizás por lo problemático del presente, que, según la “Encuesta Gen Z y Millennial 2023: Reconociendo el progreso, enfrentando contratiempos”, realizada por Deloitte, la principal angustia de los millennials es el futuro (especialmente el cambio climático), así como el costo de la vida y los malos salarios; fundamentalmente, porque la mayoría de los encuestados mencionó laborar en más de dos trabajos por la mala paga, y externó su preocupación por la falta de expectativas de mejora y por el deterioro de la salud mental.
Sobre esto último, la OMS ha alertado que el problema de la ansiedad y la depresión que surgió tras la pandemia se agudizará en los próximos años, cuestión que no pasa desapercibida por este sector de la población, quien cada vez se interesa más por la salud mental.
Pareciera que nuestra conversación pública se quedó atrapada en aquella pintoresca frase de Denisse Dresser de que los millennials sólo quieren un presidente tatuado, o en la idea facilona de los consultores de que hay que invertir en contenido para TikTok y esas cosas que usan los “jóvenes de ahora”. Pero no, mi generación, “los ya ni tan jóvenes”, que sostiene sobre su trabajo gran parte de la economía nacional, necesita nuevos gobernantes que le mejoren su realidad material y que le ofrezcan futuro. Y si no lo hacen, como se ha visto en otras partes del mundo, puede decidir desde la rabia cualquier oferta “antisistema”, a ver si así, al menos, todo se termina por caer. Información Radio Fórmula