CIUDAD DE MÉXICO.
A pesar de que existe la prohibición de ley para realizar destapes y autodestapes antes del periodo de precampaña, que en el papel se reduce a dos meses, por primera vez México se encamina a una elección presidencial con el inédito número de 28 mexicanos —25 hombres y tres mujeres— que se promueven o son promovidos para suceder a Enrique Peña Nieto en la Presidencia.
Sea por la vía de las candidaturas independientes, aunque algunos tienen antecedentes partidistas, o a través de la contienda interna de su respectivo partido, estos 28 mexicanos que el ánimo social los considera presidenciables aparecen en encuestas que los colocan con posibilidades de ser nominados, pero la realidad les pone obstáculos que pocos podrán superar.
En el PRI, por ejemplo, se mencionan a nueve personajes que, salvo Enrique de la Madrid e Ivonne Ortega, niegan interés en alcanzar la nominación, como Eruviel Ávila, José Antonio Meade, José Narro Robles, Aurelio Nuño, Miguel Ángel Osorio y Luis Videgaray, mientras que en círculos priistas desde hace semanas suena el nombre de Manlio Fabio Beltrones.
En el PAN están Ricardo Anaya, Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle, Ernesto Ruffo, Miguel Ángel Yunes, Juan Carlos Romero Hicks, Luis Ernesto Derbez y Miguel Márquez, quienes desde hace meses levantaron la mano.
En el PRD ya se apuntaron Silvano Aureoles, Graco Ramírez y Juan Zepeda; Miguel Ángel Mancera no milita en el PRD, pero trabaja con ese partido, y su equipo de trabajo y simpatizantes sí forman parte del perredismo, con la expresión Vanguardia Progresista.
Todos ellos tendrán que ganar la nominación de su partido y eso implica un proceso interno intenso, porque dentro de los tres principales partidos hay divisiones, y el plan de los dirigentes del PAN, Ricardo Anaya, y del PRD, Alejandra Barrales, de formar un frente amplio opositor, incluso puede dejar fuera de la contienda a los ocho panistas y a tres perredistas, pues la premisa impulsada en el frente es que un candidato sin filiación partidista sea quien los represente.
En Morena, desde hace meses está en campaña Andrés Manuel López Obrador y no tiene rival interno ni se ve que lo tenga; por ello es el único seguro de la nominación como candidato presidencial.
Como independientes, los seis que han levantado la mano enfrentan el reto de recabar como mínimo 850 mil firmas en al menos 17 entidades del país. En ese grupo están Emilio Álvarez Icaza, María de Jesús Patricio Martínez, Armando Ríos Piter, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, Pedro Ferriz de Con y Gerardo Fernández Noroña.
La mitad no tiene antecedentes partidistas. Se trata de Álvarez Icaza, de María
de Jesús Patricio, candidata del EZLN, y de Ferriz de Con.
La otra mitad sí tiene antecedentes en los institutos políticos. Ríos Piter fue militante priista, trabajó con el gobierno panista de Vicente Fox y como militante perredista se convirtió en actual senador, pero renunció y ahora es legislador sin partido político. Jaime Rodríguez Calderón, actual gobernador de Nuevo León, militó en el PRI hasta 2015, cuando el partido no lo hizo candidato al gobierno estatal y decidió ir como independiente. Y Gerardo Fernández Noroña fue militante del extinto Partido Mexicano Socialista, del PRD y del Partido del Trabajo.
DEL DEDAZO
AL “YO QUIERO”
Dominado por el poderío electoral del PRI, durante décadas el país vivió un sistema de elección de candidatos presidenciales alejado de los sistemas democráticos y que la sabiduría popular identificó como el dedazo y el tapado, porque entre la baraja de nombres que se ventilaban en la prensa escrita, pocas veces aparecía el bueno en el ánimo presidencial para elegir a su sucesor.
Fue el general Plutarco Elías Calles quien impuso esa dinámica, en aras de mantener la disciplina militar que controlaba el poder presidencial. Las crónicas que se pueden leer en las ediciones de Excélsior a lo largo de su centenario de existencia comprueban la forma de actuar de El Jefe Máximo para sofocar los intentos de algunos por llegar a la Presidencia de la República sin su aval.
Diversos historiadores señalan que Plutarco Elías Calles eligió a su sucesor, Emilio Portes Gil; al sucesor de éste, Pascual Ortiz Rubio; también a quien lo sucedió, Abelardo L. Rodríguez, y al general Lázaro Cárdenas del Río, quien le puso fin a ese poder y lo invitó a vivir en el extranjero.
Lázaro Cárdenas eligió a Manuel Ávila Camacho y éste a Miguel Alemán Valdés; éste a Adolfo Ruiz Cortines, que a su vez dejó a Adolfo López Mateos, y él a Gustavo Díaz Ordaz; éste a Luis Echeverría Álvarez, él a José López Portillo; éste a Miguel de la Madrid Hurtado; él a Carlos Salinas de Gortari y éste a Ernesto Zedillo Ponce de León.
El mecanismo era que los tres sectores del PRI se pronunciaban por el elegido del mandatario federal saliente y la abrumadora cargada tricolor era suficiente para avalar al candidato que, casi en automático, se convertía en Presidente de la República.
La insistencia de Cuauh-témoc Cárdenas en abrir un método democrático interno en el PRI llevó al partido a tener su primer proceso electoral interno, cuando en octubre de 1987 participaron Ramón Aguirre, Manuel Bartlett, Carlos Salinas de Gortari, Miguel González Avelar, Sergio García Ramírez y Alfredo del Mazo González en la llamada “pasarela”, que concluyó con el pronunciamiento de los tres sectores por Salinas de Gortari.
Antes de que Cuauhtémoc Cárdenas irrumpiera en el panorama nacional electoral, la oposición, que tenía en el PAN a su máximo exponente, al ser el partido más antiguo, más numeroso y el que más procesos de elección participó, siempre perdía. En 1976, durante el proceso electoral, José López Portillo fue candidato único, porque el PAN decidió no participar en el proceso electoral.
En 1988, en el cuestionado proceso electoral en que resultó ganador Salinas de Gortari, fue la primera vez que la oposición marcó historia con candidatos poderosos electoralmente. Cuauhtémoc Cárdenas, por la izquierda, luego de que Heberto Castillo, Rosario Ibarra y otros candidatos declinaron por él, y Manuel J. Clouthier por el PAN.
Y justamente para 2018, proceso electoral que se desarrolla 30 años después de ese primer momento en que el país rompió el monopolio político electoral del PRI, los procesos democráticos de los partidos políticos y la posibilidad de las candidaturas independientes muestran un abanico de 28 ciudadanos que quieren ser Presidente.
REGLAS DE PAPEL
Cuando en 2000 Vicente Fox hizo historia al ser el primer ciudadano no priista en ganar la Presidencia, el desconcierto de la clase política priista, entonces todavía con numerosa presencia en el Congreso de la Unión, impulsó y logró cambios para acotar los tiempos electorales, pues Fox comenzó a hacer campaña desde tres años antes de la elección presidencial.
A finales de la primera década del siglo se legislaron las reglas para definir campañas y precampañas y fijar tiempos que en teoría deben respetarse. Actualmente, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, en vigor desde 2014, define tiempos y conceptos.
Se entiende como actos anticipados de precampaña “a las expresiones realizadas bajo cualquier modalidad y en cualquier momento durante el lapso que va del inicio del proceso electoral hasta antes del plazo legal para el inicio de las precampañas, que contengan llamados expresos al voto en favor o en contra de una precandidatura”.
Dispone que “durante los procesos electorales federales en que se renueven el titular del Poder Ejecutivo federal y las dos Cámaras del Congreso de la Unión, las precampañas darán inicio en la tercera semana de noviembre del año previo al de la elección. No podrán durar más de 60 días”.
Y ordena que “los precandidatos a candidaturas a cargos de elección popular que participen en los procesos de selección interna convocados por cada partido no podrán realizar actividades de proselitismo o difusión de propaganda, por ningún medio, antes de la fecha de inicio de las precampañas; la violación a esta disposición se sancionará con la negativa de registro como precandidato”.
Sin embargo, ni los panistas ni los perredistas ni López Obrador ni los independientes han respetado esa regla. Ninguno. Margarita Zavala, del PAN, por ejemplo, lleva un año en campaña; hace tres semanas recorre el país en un camión que identifica su promoción. Rafael Moreno Valle también suma varios meses en campaña. Andrés Manuel López Obrador se promueve desde 2015 en spots de radio y televisión como candidato presidencial, con frases como “ese avión ni Obama lo tiene; en 2018 lo vamos a vender. No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”.
Desde el año pasado y en el primer trimestre del año, el resto de panistas, perredistas e independientes levantó la mano; hace dos semanas lo hizo el panista Luis Ernesto Derbez y la semana pasada el expresidente Vicente Fox impulsó al gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez.
Hasta el momento, el INE no ha frenado ninguna de esas expresiones.
Para el caso del PRI, de los nueve nombres que se mencionan, sólo Enrique de la Madrid, secretario de Turismo, e Ivonne Ortega, exgobernadora de Yucatán, han aceptado que sí tienen interés en ser candidato presidencial; el resto lo niega. Incluso Luis Videgaray hizo famosa la frase de “No, no y no”, expresada en abril de este año. Información Excelsior.com.mx