“Libertad para escoger nuestro destino, libertad para definir nuestro propio rol social. Autonomía e independencia financiera y cultura para decidir nuestro estilo de vida independientemente del sexo”, manifestó.
Agregó, que la participación laboral femenina en México es uno de los cambios socioeconómicos más importantes del último medio siglo y, en la última década del siglo pasado, la población escolar universitaria de dicho género registró una tendencia sostenida de crecimiento y expansión.
Sin embargo, continuó, este aumento no ha significado que las mexicanas cuenten con el mismo poder que los varones “para decidir sobre nosotras mismas y sobre los demás”, porque “es obvio que las mujeres no queremos seguir siendo consideradas personas imperfectas de segundo orden, ni supeditadas a los hombres y a sus instituciones patriarcales, ni ser víctimas de su violencia”.
Peniche Rivero, recalcó que por esta razón se genera la marcha de las mujeres, desarrollada este día, así como el paro nacional del lunes 9 de marzo, ya que las mujeres como un sujeto político, que representa la mitad de la humanidad, se han puesto en pie de igualdad “sin tener todavía el poder sobre las instituciones, sobre el estado, sobre las leyes, ni siquiera sobre nuestros cuerpos, lo que es una vergüenza”.
Mencionó, que hace tiempo que se sabe que la violación es la forma de tener aterrorizadas a las mujeres, “y los feminicidios ¿para qué servirán?”; dijo que la hipótesis es que son la manera de mantener en su lugar a su género, de recordarles quién manda en la sociedad y de forzarlas a hacer lo que se espera que hagan: los trabajos más humildes.
“Es decir, los feminicidios representarían la reacción patriarcal al empuje de las mujeres que buscan libertad, autonomía, determinación”, enfatizó.
En su turno, la presidenta de la comisión de postulación, Rosa Adriana Díaz Lizama (PAN), invitó a las legisladoras y legisladores a reflexionar seriamente sobre la labor del poder público en favor de las mujeres, debido a que es un momento crucial para redefinir las políticas públicas que no solo sean preventivas, sino que representen y hagan sentir una acción contundente contra todos aquellos que agravien al género femenino.
“Esta mañana refrendamos el compromiso de seguir legislando bajo los principios de la inclusión, la protección y el fomento de los derechos humanos, y eliminar cualquier tipo de barrera en el acceso de mujeres y hombres a mejores niveles de bienestar y desarrollo”, afirmó.
En este sentido, la coordinadora de la fracción del PAN indicó que la galardonada ha pugnado por no mantener en el anonimato a miles de mujeres que jugaron un papel fundamental en la lucha de las mujeres por sus derechos, lo que la convierte en un ejemplo para las generaciones presentes y futuras.
“Es el mejor ejemplo de la superación, de tenacidad y de profesionalismo. Hoy las mujeres y la sociedad mexicana demandan mayores oportunidades pero también mayores garantías a su pleno desarrollo. La historia nos sitúa en un momento trascendental; estamos obligados a generar mejores instrumentos para hacer posible que ninguna mujer se quede sin materializar sus sueños”, resaltó.
Señaló que ese ha sido el legado de la maestra Consuelo Zavala Castillo, que como educadora comprometida con las causas sociales, tuvo la fuerza y determinación que distingue a las grandes mujeres visionarias, para impulsar el laicismo en la educación y como feminista luchó por hacer valer los derechos de género, de los cuales fue su aguerrida defensora.
En especial, añadió, por participar como presidenta del Comité Organizador del memorable Primer Congreso Feminista de Yucatán de 1916, donde las mujeres mexicanas reflexionaron sobre su condición de subordinación respecto a los varones.