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Nadie lo veía venir. Antigua estrella del PAN… y antigua estrella de Morena. Manuel Espino, sobreviviente transexenal, reapareció en la escena pública con una propuesta: que el Gobierno llegue a un acuerdo con el crimen organizado.
Es decir, que el presidente Andrés Manuel López Obrador pacte con el narco, con la finalidad de disminuir la violencia y la inseguridad que hay en todo el territorio nacional.
Porque, ¿quién no querría la paz? La barbarie que predomina en México ya no tiene tintes surreales, sino ridículos: el video viral de un perro paseando en Zacatecas con una cabeza humana en el hocico demuestra que hemos perdido el país. Es el colmo. El absurdo.
No es culpa enteramente de AMLO, quien claro que tiene su cuota de responsabilidad: Peña, Calderón, Fox, Zedillo, Salinas (y los que faltan) son corresponsables y también tienen las manos manchadas de sangre. Ninguno se salva.
De ahí que la propuesta de Espino, antiguo integrante del Yunque, organización a la derecha de la derecha, sea risible: él fue cómplice del peñismo, del calderonismo y del obradorismo.
Ahora, reaparece con cierto oportunismo para tratar de vender la receta mágica contra la violencia: pactar con el narco.
Como si en sexenios anteriores no se hubiera hecho eso, no con ánimos de pacificar al país, sino de sacarle provecho y lucrar: el apoyo descarado del calderonismo (véase Genaro García Luna) al Cártel de Sinaloa, por ejemplo.
¿Pactos no balazos?
El problema del narcortráfico y la violencia no se resolverá con pactos ingenuos. Ni con balazos, ni con abrazos. No se resolverá mientras Estados Unidos inunde el país con armas de todos los calibres.
No se resolverá mientras el vecino del norte devore todas las drogas y exija más. El troglodita destructivo.
La mano del Estado jamás podrá controlar la mano invisible (e invencible) del mercado de drogas.
Porque si en algo tiene razón AMLO, es que el neoliberalismo destruyó todas las formas de organización social y las sometió a la lógica del mercado. Privatizó los deseos y los anhelos, para después vendérnoslos legal o ilegalmente. Con decapitaciones o a meses sin intereses.
Todo es culpa del neoliberalismo.
Lástima que AMLO nos salió neoliberal.
Información Radio Fórmula