Por Enrique Aranda
El ordenado arribo de decenas de miles de mexicanos —“más de 183,000 acreditados ante notario”, a decir de los organizadores— en demanda de la renuncia de Andrés Manuel López Obrador encendió todas las alertas al más alto nivel de la administración federal y entre los confrontados liderazgos del partido-gobierno, Morena, así como también entre integrantes de las cúpulas dirigentes de la oposición y liderazgos sociales que ven con creciente preocupación el futuro de México.
Y esto no porque alguno de ellos haya considerado factible que el tabasqueño honrara aquello de que “a la primera manifestación de 100,000…” (dejaría el cargo para emprender el regreso al singular destino que le espera en Palenque, Chiapas), sino porque expresiones como la organizada el sábado por el Frente Nacional AntiAMLO (Frenaaa) liderado por Gilberto Lozano, evidencian la gravedad de la crisis de ingobernabilidad existente como resultado de la indolencia y/o incapacidad manifiesta de quienes forman en las filas del gobierno de la 4T para atender la multifacética problemática de una sociedad intencionadamente polarizada y, peor, cada vez más confrontada.
Una crisis sanitaria, por ejemplo, que no se reduce a la falta de fármacos indispensables para el tratamiento de miles de niños con cáncer o a contener la desbordada pandemia que hace ya un buen número de días superó el “escenario catastrófico” definido por la falaz retórica del impresentable Hugo López-Gatell, que exhibe un (¿naciente?) sistema de salud ineficaz, alterno al que antes ellos desmontaron. Una crisis económica que tiene su mejor expresión en la cada vez más clara insuficiencia de recursos disponibles para financiar sus programas “clientelares”, y la decisión del régimen de apropiarse —“vía la extinción de fideicomisos ahora”— de los que aún no controla, u otra, la de inseguridad y violencia que sigue “bañando de sangre” y tapizando de cadáveres el territorio, al tiempo que las fuerzas armadas asumen tareas propias de los civiles y pretenden validar una estrategia que, amén exhibirle y demeritarle, ha resultado claramente fallida.
Hablamos, parafraseando a alguno de los autodenominados “enlaces” entre el poder y otros sectores, de la creciente percepción de que la problemática está a punto de rebasar toda expectativa aceptable y que, merced a ello, los enfrentamientos entre los leales “a ciegas…” a la administración sexenal y su dirigente, y quienes apuestan a impedir “la expansión autoritaria” o el retorno al viejo presidencialismo sin límites, pudieran pasar de las palabras a los hechos… algo que, quiero creer, nadie desea porque a nadie favorecería.
Todas las alarmas están encendidas…
asteriscos
* En ese marco, el Senado se apresta a dictaminar, este miércoles, reformas orientadas a legalizar la práctica criminal del aborto a nivel nacional desde los 13 años, prohibir el libre acceso a terapias de orientación sexual y más. Ayer, la jerarquía católica (CEM), que lidera Rogelio Cabrera, advirtió sobre el grave riesgo que implica la iniciativa de Martha Micher, Citlalli Hernández y Jesusa Rodríguez, todas de Morena, obvio…
Veámonos el miércoles, con otro asunto De naturaleza política. Información Excelsior.com.mx