Por Pascal Beltrán del Rio
De confirmarse la intención de Margarita Zavala de deponer su candidatura presidencial —parece cosa de horas para que notifique de ello al INE—, será la tercera ocasión en 30 años que un aspirante a Los Pinos renuncie a continuar en la contienda.
Hace unos días, con motivo de los rumores de que la carrera presidencial podría ser marcada por el retiro de alguna candidatura —cosa que se confirmó ayer—, le comenté de las renuncias de Heberto Castillo, en 1988, y de Porfirio Muñoz Ledo, en 2000.
Sin que se pueda decir que una y otra hayan sido determinantes en el curso que tomó la elección respectiva, sí tuvieron en su momento un efecto sicológico. La de Heberto dio un impulso a las aspiraciones de Cuauhtémoc Cárdenas, lo mismo que la de Muñoz Ledo a las de Vicente Fox.
Falta tiempo para saber cuánto pesará la renuncia de Zavala, que ocurre justo a la mitad de la campaña formal. No se puede saber a estas alturas cuál de los otros cuatro candidatos capitalizará el abandono de la única mujer en la carrera.
Puede decirse que ella parece más cercana de José Antonio Meade que del resto de los candidatos, pero no significa que, por eso, sus simpatizantes votarían automáticamente por él.
Muchos podrían mantener su voto por Margarita, cuyo nombre se quedará en las boletas, pues la impresión de éstas comenzó el 6 de mayo pasado y no se puede detener por un conjunto de razones.
En caso de que un elector cruce el nombre de la exprimera dama, su voto será nulo.
Es posible también que una parte de los simpatizantes de Margarita vote por Ricardo Anaya, por la sencilla razón de que siguen siendo miembros del PAN y les resulta más fácil marcar el emblema blanquiazul que sufragar por el PRI o por Morena.
Ayer, tres de los cuatro equipos de campaña que se mantienen en la contienda tiraron lazos a sus seguidores. El jefe nacional panista, Damián Zepeda, repitió las flores que, el día anterior, dedicó a ella Ricardo Anaya. Por su parte, la dirigencia del PRI expresó su respeto por la candidata renunciante. Y El Bronco hizo un llamado a quienes la han apoyado a que ahora se sumen con él como “el único independiente”.
Por mi experiencia cubriendo la política en México, estoy convencido que la renuncia de Zavala —más allá de las consecuencias que pueda tener— será un tema sobre el que habrá mucha especulación en los años por venir. Algunos dirán, aun sin necesidad de pruebas, que fue resultado de un pacto en las alturas para producir tal o cual efecto.
Yo le voy a decir lo que sé. Hace días que en el comité de campaña de Margarita el apremio económico era el principal tema de discusión. En muchas ocasiones, la candidata había tenido que cancelar salidas de la Ciudad de México y sustituir las giras por mensajes transmitidos vía redes sociales. Ella misma lamentó su incapacidad de pagar por los servicios profesionales de sus colaboradores.
Ser candidato presidencial requiere gastar mucho dinero y no es lo mismo ser postulado por un partido, que cuenta con prerrogativas, a tener que pedir aportaciones privadas.
Por cierto, a pesar de su desistimiento, Margarita estará obligada de elaborar un informe final de gastos que deberá entregar al INE.
Para mí, su renuncia es lamentable. En muchos sentidos. De todos los candidatos, me pareció siempre la más auténtica. No la vi rehuir una sola vez de sus principios, a diferencia de sus contrincantes.
Lo es también porque, por apenas segunda ocasión desde 1982, no habrá una mujer compitiendo por la Presidencia. Su nombre estará en la boleta y en las actas de casilla, sí —igual que sucedió con Heberto y Muñoz Ledo—, pero sólo porque es imposible reimprimir esos documentos.
Aunque Margarita siempre rechazó que se le encasillara por su género, la presencia de una mujer en la contienda por la máxima posición política del país es una señal de avance. Su ausencia, lo contrario.
¿Su condición de mujer fue un obstáculo para llegar a la meta? Es opinable, desde luego, pero no se puede olvidar la cantidad de veces que se le quiso rebajar señalándola como “la esposa de Calderón”.
Es quizá temprano para que lo dé a conocer —pues la renuncia se acaba de producir—, pero Margarita tendrá la oportunidad de decirle a los ciudadanos que creyeron en sus posibilidades de ser la primera señora Presidenta cuál de los otros se apega más a sus valores y, también, quién hará avanzar más la causa de la igualdad de oportunidades para las mujeres. Debe aprovecharla. Información Excelsior.com.mx