La falsificación de medicamentos y los apócrifos fabricados con baja calidad ocasional la muerte de al menos 25 mil niños al año, cifra que sólo abarca las defunciones infantiles por tratamientos contra la malaria y la neumonía, indica un artículo publicado en American Journal of Tropical Medicine and Hygiene.
El estudio fue firmado por diversos médicos de Estados Unidos y la empresa farmacéutica Pfizer, se detalla también que los medicamentos de baja calidad cobran un costo económico anual de hasta 200 mil millones de dólares y contribuyen a aumentar el peligro de la resistencia a los antimicrobianos.
La mayoría de estas muertes se originan en países donde la vigilancia de estos fármacos tienen alta demana pero la vigilancia y el contro de medicamentos es deficiente lo que falicita que bandas de traficantes de medicamentos distribuyan y comercien con ellos.
Pfizer estimó en el 2008 que el 10 por ciento de los medicamentos en los países en desarrollo podría ser falsos o de mala calidad y que el tráfico con medicantos falsos puede generar un negocio ilícito de 30 mil millones de dólares anuales, además resaltó que estos medicamentos a menudo están hechos para que parezcan idénticos a los productos genuinos, y pueden no causar reacciones adversas obvias, aunque a menudo son ineficaces como tratamiento.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, indica que colabora con la INTERPOL para detectar y desmantelar redes delictivas de falsificación de medicamentos. Tan sólo en el 2009, una operación de cinco meses de duración coordinada por la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL) en China y siete de sus países vecinos en Asia sudoriental, se incautaron 20 millones de píldoras, frascos y sobres de medicamentos falsificados e ilícitos, se detuvo a 33 personas y se cerraron 100 puntos de venta al por menor.
Según el Pharmaceutical Security Institute – organización financiada por la industria farmacéutica -, la mayor parte del comercio de medicamentos falsificados se desarrolla en Asia. Pero Aline Plançon, funcionaria de la INTERPOL, sostiene que en todo el mundo hay casos de medicamentos falsificados: “Hay un flujo de productos que llegan de todas partes y salen hacia todas partes, y hay muchísimos centros de distribución.”