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México, con AMLO, será el Jardín del Edén

Por Leo Zuckermann

La semana pasada, Andrés Manuel López Obrador estuvo en Washington D.C., donde habló en el Centro Wilson. Presentó sus lineamientos del proyecto 2018-2024 y contestó cuestionamientos de organizadores, periodistas y público. Con su tradicional estilo pausado, divagando en muchas ocasiones, eludiendo los tibios cuestionamientos que le hicieron, el líder de Morena prometió que, de ganar las elecciones del año que entra, el Presidente nos conducirá al Jardín del Edén. México será un país próspero, justo, honesto, sin que los ciudadanos hagamos sacrificio alguno.

Para AMLO, el principal problema del país es la corrupción. “¿Por qué luchamos?”, se preguntó de manera retórica y contestó que, si tuviera que responder esa pregunta parado sobre un pie, diría que “para acabar con la corrupción”. De acuerdo al tabasqueño, el pueblo mexicano no es corrupto. Es bueno. La corrupción en realidad viene de las altas esferas del poder económico-político y, como en cascada, va cayendo hacia abajo. La solución es, por tanto, tan sencilla como, según él, radical. Si el Presidente es honesto, los gobernadores serán honestos y así hasta el último eslabón gubernamental. No se trata de un asunto de leyes, sino de voluntad política. Se requieren pequeñas reformas para suprimir fueros y privilegios. El gobierno debe ser austero, gobernar con el ejemplo y abolir la impunidad.

Pero, aunque AMLO niega que la corrupción sea un problema cultural, se contradice al proponer una “campaña de moralización nacional”. Según él, hay que poner por delante la honestidad para que ésta sea una forma de vida y de gobierno. Entonces, ¿es o no un asunto de valores?

Lo importante es que, al combatir la corrupción, el dispendio y los lujos de las dependencias gubernamentales, habrá enormes ahorros que se utilizarán para la inversión pública. AMLO no se queda corto en la cantidad de cosas que promete. Habla de proyectos claves, como el rescate del campo que, según él, está en el abandono. Contra toda la evidencia de los grandes éxitos agropecuarios de nuestra economía (hoy este sector exporta más de lo que importa), el tabasqueño, en un discurso anclado en los años setentas del siglo pasado, promete la “autosuficiencia alimentaria”. México ya no tendrá que comprar en el extranjero, porque habrá un resurgimiento del campo mexicano. Y va más allá porque, según él, la vida campirana es sana y llena de valores que hay que rescatar.

Proyectos, proyectos y más proyectos del gran Estado mexicano. El estatismo como palanca del desarrollo económico nacional comenzando, desde luego, por el sector energético. AMLO impulsará la refinación y petroquímica. Modernizará las seis refinerías existentes y construirá dos nuevas, una en Campeche, otra en Tabasco. Renovará, también, todas de las plantas de generación eléctricas incluyendo 63 hidroeléctricas que, según él, no están operando a toda su capacidad. Construirá un tren rápido del centro al norte del país y otro que cruzará la península de Yucatán. Habrá internet en todo el país. En el Istmo de Tehuantepec, puertos, ferrocarril y zona industrial. Nuevos caminos rurales de concreto. Infraestructura y vivienda en las comunidades pobres. En la frontera norte, se establecerá una zona libre donde se promoverá la inversión con estímulos fiscales. Ahí bajarán los combustibles, subirán los salarios y se reducirá la tasa del IVA del 16 al 8% y la del ISR a 20 por ciento.

Todo esto se financiará, hay que recordarlo, sin subir impuestos, sólo por los ahorros de la corrupción. Pero hay más. Con AMLO, el gobierno garantizará el acceso universal a la educación en todo el país a todos los niveles, porque es mejor que los jóvenes estén estudiando que en las calles. Ni se diga del derecho a la salud que hoy es letra muerta. Todos los mexicanos lo tendrán. Habrá, además, mayores apoyos a los adultos mayores. Incluso podrían incrementarse al doble su pensión. Los discapacitados igualmente recibirán pensiones.

Este paraíso terrenal se construirá en un sexenio sin ningún tipo de esfuerzo ni sacrificio para la sociedad. Una maravilla. Todo es cuestión de voluntad. Y esto permitirá detener la violencia en el país, porque la “paz es fruto de la justicia; si hay bienestar vamos a serenar al país”. Así que oremos, hermanos, y digamos amén.

Twitter: @leozuckermann

Información Excelsior.com.mx

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