Por José Cárdenas
Con la condena a la marcha ciudadana del Domingo, por temor a las multitudes y al poder de la calle, el presidente de la República exhibe autoritarismo; pone en riesgo la democracia, la libertad de expresión y el respeto de las mayorías a las minorías.
Su sed de venganza, alimentada por el rencor contra quienes piensan diferente ha llegado a niveles tan enfermizos como peligrosos.
López Obrador privilegia injurias y amenazas por encima del debate. Su monólogo no disimula odio contra la “minoría rapaz”, desesperada por ejercer su derecho a manifestarse, ante un descarado intento de secuestrar las elecciones para eternizar en el poder al movimiento gobernante.
¿Será que quien todo debe, todo teme?
No es casualidad que la marcha parta de la Independencia con destino a la Revolución.
Información Radio Fórmula