Por Eduardo Ruiz-Healy
Para combatir a la delincuencia organizada, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha diseñado una serie de programas sociales que buscan convencer a los jóvenes, mediante entregas mensuales de dinero en efectivo, a no ingresar en alguna banda criminal.
Hasta ayer, 329 577 personas de entre 18 y 29 años estaban inscritos en el programa Jóvenes Construyendo el Futuro y trabajando en 354 547 centros de trabajo en donde aprenden un oficio. Cada uno de ellos recibe 4310 pesos –59 pesos más que el salario mínimo vigente– durante cada uno de los 12 meses en que es aprendiz. Después, idealmente, estarán capacitados para obtener un trabajo.
Supongamos que un aprendiz concluye su año dentro del programa y encuentra empleo. Tal vez obtenga un trabajo en donde le paguen alguno de los 61 salarios mínimos profesionales establecidos para este año, que van de los 142.51 pesos para un(a) “manejador(a) en granja avícola” hasta los 317.29 para un(a) “reportero(a) gráfico(a) en prensa diaria impresa”. Así podrá ganar cada mes entre 4275.30 y 9518.70 pesos (los salarios anotados excluyen los de la Zona Libre de la Frontera Norte).
Los que sepan aprovechar las oportunidades laborales que supuestamente se les presentarán por haber sido aprendices de Jóvenes Construyendo el Futuro, ganarán un poco menos de los de por sí raquíticos sueldos que perciben quienes egresan de una carrera universitaria.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Egresados realizada por el Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México (UVM), en su primer empleo los egresados de una universidad pública o privada reciben un sueldo mensual promedio de entre 5551 a 6070 pesos.
Para empeorar la situación, debido a la pandemia se han reducido las ofertas de empleo y el monto de los sueldos que se pagan, lo que significa que los jóvenes enfrentan un presente agobiante y un futuro incierto. Tal vez eso explica que muchos de ellos prefieran trabajar dentro del sector informal de la economía y buscar obtener ingresos ligeramente más altos de los que les ofrecen en una empresa establecida.
Muchos otros posiblemente decidan que les es más redituable dedicarse al delito y se unan a una banda criminal cuyo giro o especialidad más les guste o atraiga: asalto o robo en sus múltiples modalidades, secuestro, extorsión, trata de personas, robo de combustibles o narcotráfico, entre otras.
Para mejorar la situación de los trabajadores, AMLO promovió un importante aumento en los salarios mínimos, pero estos todavía son eso: mínimos y aplicables solo al sector formal de la economía. También lanzó programas sociales como el ya mencionado Jóvenes Construyendo el Futuro y hasta universidades del bienestar que distan de ser verdaderos centros de estudios profesionales. Pero todo eso es insuficiente en un país en donde el sistema educativo no educa y la economía es incapaz de generar un alto número de empleos bien pagados.
Por eso, mientras las cosas no cambien, demasiados jóvenes preferirán sumarse a la delincuencia. Un reciente estudio señala que un halcón, que es el trabajador de más baja jerarquía en el Cártel Jalisco Nueva Generación, gana 8000 pesos al mes, más que la mayoría de los egresados universitarios o de Jóvenes Construyendo.
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Información Radio Fórmula