Por Yuriria Sierra
Anunciado está el país, ese que ha dirigido desde hace cuatro años. Advertido el mundo. Entusiasmados sus seguidores. Hoy, miércoles 6 de enero, el día salvaje, el del mero trámite, el cual podría acabar con la que parece ser una de las democracias más sólidas del mundo. Y el peso está hoy no sobre la figura del convocante a esta jornada, Donald Trump, sino sobre uno de sus más cercanos colaboradores, Mike Pence. Él podría ser el factor que defina la transición del poder.
Han sido semanas inusuales. Tras la elección del 3 de noviembre y luego de la ratificación de los resultados en diciembre, Trump fue difuso. Mientras que por un lado declaró y se aferró a la narrativa del fraude electoral, por el otro autorizó fondos para dar paso al cambio de mando. Su Twitter de pronto dio señales de que entendió la voluntad de la mayoría de los electores, aunque por ratos regresaba a su cuento de la elección robada.
La salida del fiscal William Barr se leyó como una despedida obligada, luego de que éste reconoció que no había nada que refiriera trampa alguna en los comicios. Se entendió como esa “renuncia” provocada con un presidente todavía con el poder de elegir a su círculo cercano. Incluso rompió con Fox News, la cadena de noticias que lo acompañó durante su mandato, y comenzó a difundir encuestas y notas de medios de mediano alcance y dudoso prestigio, pero que no le ocultaban su apoyo. Se veía a un Trump que se quedaba cada vez más solo.
Aquellos mandatarios que esperaban por la validación del Colegio Electoral reconocieron el triunfo de Joe Biden. Lo hizo Vladimir Putin, Xi Jinping y sí, también Andrés Manuel López Obrador. Trump sólo tenía el incendio en redes sociales.
¿Lo hemos subestimado? Porque los últimos días dirigen a que el republicano hará hasta lo imposible por quedarse en la Casa Blanca los próximos cuatro años. Hoy, las calles de Washington, D.C., amanecen como en aquellos días de protestas contra la violencia racial y el abuso policial. Negocios tapiados y operativos de la policía listos por esa “marcha salvaje” para la que ya llegaron seguidores de Trump desde varios estados de EU y por si las cosas se salen de control. Pero también en el Senado, donde debe darse ese paso final para hacer oficial e irrefutable el triunfo de Biden: el vicepresidente Pence debe certificar los resultados de la elección en un acto donde se cuentan los votos electorales en voz alta y para lo que ya le han recordado algo: “El vicepresidente tiene el poder de rechazar a los electores elegidos de forma fraudulenta…”, como escribió Trump en Twitter la mañana de este martes. ¿Una advertencia? Este día llega con al menos doce senadores republicanos y al menos 100 congresistas dando respaldo a la narrativa del presidente.
El asunto va más allá. El fin de semana, a la par de la revelación de ese audio en donde se escucha a Trump pedirle a un funcionario en Georgia que encontrara la manera de anular los resultados en ese estado, también en The Washington Post se publicó una carta firmada por los 10 exsecretarios de Defensa que todavía viven; en ella dan por terminada la elección, pero advierten: “Por favor, todos ustedes en el Departamento de Defensa han hecho un juramento para servir a este país, a esta Constitución, no a ningún individuo en particular…”.
La sombra de un conflicto poselectoral mayor y nunca antes visto en EU está, hoy miércoles, más presente que nunca. Hoy sabremos si hemos subestimado a Trump o confirmaremos si su incendio solamente vive en redes. Si el de hoy es un “miércoles salvaje” o solamente será, un miércoles de plaza…. Información Excelsior.com.mx