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La Ministra, Yasmín Esquivel Mossa, ha pisoteado los principios de la UNAM, la Suprema Corte y el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, su amigo confeso, impulsor y defensor.
Yasmín Esquivel mintió, robó y traicionó.
Mintió al negar haber plagiado su tesis y acusar a Edgar Ulises Baez de haberle fusilado el documento.
Traicionó a la Suprema Corte –que pretendía presidir– pues para ser Ministro se debe tener una reputación intachable.
“Si compró su tesis porque no presumir que puede vender sentencias”, cuestiona el senador Germán Martínez.
Yasmín Esquivel también traicionó a la UNAM, al engañar a la institución académica para obtener un título mentiroso con el que ha cometido el posible delito de “Ejercicio Indebido de una Profesión”.
De la dignidad ni hablar. La Ministra Yasmín Esquivel es una presunta delincuente y no una presunta abogada. Ignora a la Constitución que le exige probidad y honorabilidad.
La abogada tramposa es una desvergonzada; debería pedir licencia. No hacerlo solo embarra de lodo a la Suprema Corte, a la UNAM, y al gobierno de la 4T, que dizque no miente, no roba y no traiciona.
Información Radio Fórmula