La artista chilena Mon Laferte ha aprovechado la alfombra roja de los Grammy Latinos, que se celebran este jueves en Las Vegas, para protestar por la violencia que vive su país. Durante las fotos, ante cientos de medios internacionales, se ha abierto el vestido y sobre su pecho ha mostrado un mensaje rotundo: “En Chile torturan, matan y violan”. Y sobre su cuello, un pañuelo verde a favor de la legalización del aborto.
Pocas veces en la historia de los premios latinos de la música, que cumplen este año dos décadas, se había vivido un momento reivindicativo como este. En 2016, en mitad de la ceremonia un grupo de jóvenes descendientes de migrantes protestaban por las políticas contra los dreamers. Pero nunca una imagen de protesta tan contundente había robado los focos a un certamen que se caracteriza por la purpurina, el reguetón, los tacones y el perfume.
Mon Laferte llegaba este miércoles a la gala homenaje a la trayectoria de Juanes con ganas de alzar la voz. “Me siento algo ridícula por estar aquí así vestida, cuando en mi país todo arde”, señalaba pocos minutos antes de subir al escenario en una entrevista a este diario para versionar una canción del colombiano. “Es muy extraño porque yo estaba en Chile ahora, me sumé a un grupo de artistas que iban a tocar a las poblaciones. Y ahí salieron un montón de testimonios de violaciones a los derechos humanos en este tour. Yo pretendo regresar y sumarme”, contaba.
Cuando todo en Chile estalló hace unas semanas, la madre de Montserrat Bustamante Laferte (Viña del Mar, 1983) le envió un mensaje de terror. “Mi mamá me dijo que estaban los militares en la calle, que había toque de queda… Que se estaba repitiendo la historia”, recuerda. Entonces, decidió volar a Chile: “Dije, tengo que estar allá. No importa cómo”.
Ha interrumpido unas semanas de lucha en las calles porque tenía que trabajar, reconoce. Y mientras a sus espaldas desfilan músicos como Juanes, Rosalía, Alejandro Sanz, Calamaro o Juan Luis Guerra, ella comenta lo que sucedía el martes en Santiago: “Entraron a una zona de la ciudad. Están yendo directos a las poblaciones, la policía y el estado son muy violentos”. “Sinceramente, me planteé mucho no venir. Yo aquí con mi vestido…Pero luego pensé: tengo que ir porque ahí puedo hablar por la gente que no puede hablar”. Información El País