Por Adrián Rueda
Con sus descalificaciones previas y sus ataques a las autoridades electorales que organizaron las mesas receptoras de votos, los dirigentes de Morena pudrieron el ejercicio de la consulta popular y, con ello, dan un golpe a la democracia participativa.
Desde hace varias semanas los integrantes de la 4T empezaron a bombardear a los consejeros electorales y a los medios informativos y líderes sociales conservadores, por estar boicoteando la consulta sobre “el enjuiciamiento a los expresidentes corruptos de México”.
Y es que los morenistas sabían desde hace mucho que la consulta promovida desde Palacio Nacional no tenía futuro, dado que la mayoría de los ciudadanos no está de acuerdo en que la aplicación de la justicia se ponga a votación.
Para rematar, la pregunta modificada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación —que nadie entendió— acabó por apagar el ánimo incluso de los más chairos que regularmente apoyan todo lo que propone la 4T.
Este tipo de ejercicios, que en México apenas inician, son fundamentales para impulsar la democracia participativa, a fin de que la ciudadanía opine sobre temas importantes que pudieran afectarle.
El propio Presidente se zafó del tema anunciando que no participaría en el proceso y que incluso si lo hiciera votaría por el NO. Eso le dio la puntilla al proceso.
A pesar de ello, la dirigencia nacional de Morena anunció que, sin importar que no se juntaran los votos necesarios —alrededor de 37 millones—, ellos instalarían una “comisión de la verdad” para meter a la cárcel a los expresidentes de México, contrario a lo que opina el Presidente.
Y aquí es donde los morenos pudren el concepto de consulta popular, pues se trata de fomentar la participación de ciudadanos, no de partidos. Los políticos compiten cada tres años para ser votados en las urnas; las consultas son para la sociedad civil.
Al organizar acarreos de militantes para que participaran en las mesas de recepción de votos, los integrantes de Morena contaminaron el proceso y lo volvieron político. Apenas participaron siete millones; les faltaron los 30 millones con los que ganaron en 2018 y que presumen tener.
Ante el fracaso, ahora piden la cabeza de los consejeros del Instituto Nacional Electoral, como si ellos tuvieran la culpa de que la gente no saliera a opinar. El INE hizo su chamba; organizó, difundió la consulta y, al final, contó los votos.
El hecho de que la ciudadanía no haya respondido en esta ocasión no quiere decir que no le interese participar. Si le hubieran consultado —por ejemplo— sobre la cancelación del aeropuerto de Texcoco, seguramente habría congestionado las urnas, a favor y en contra.
Seguramente en marzo próximo, cuando se vote por la continuación o no del actual gobierno, las cosas serán muy distintas. Se meterán también los partidos, por supuesto, pero pesará más el ánimo de la sociedad civil por cualquiera de las dos opciones.
Pero mientras llega ese momento, la primera consulta pública la pudrió el activismo político de Morena.
CENTAVITOS
Muy contento se vio ayer domingo al contralor capitalino, Juan José Serrano Mendoza, disfrutando de un partido de beisbol en agradable compañía. Protegido con su respectivo cubrebocas y todo, el funcionario se sentó en las gradas ubicadas entre tercera y home, desde donde se aprecia muy bien el partido. Fue domingo, día inhábil, y todos suponen que antes del juego el buen Juanjo pasó a votar en la consulta ciudadana; ni modo que la ignorara. Información Excelsior.com.mx