HONG KONG.
A los 81 años de edad, Xue Minxiu, mujer oriunda de la norteña ciudad de Tianjing, aprendió las herramientas informáticas de oficina y se graduó en comercio electrónico.
Nacida en 1936, Xue tuvo como importante ambición en su vida cursar alguna carrera universitaria, sin embargo no lo había podido lograr, pese a que tuvo la oportunidad, en los años 50, de ingresar a la Northwest University.
Pero en esa época su empleador, perteneciente a una empresa estatal china, le negó el permiso para matricularse.
En esos años se requeria permiso para inscribirse en una universidad si se era empleado público y era común que las empresas estatales lo rechazaran.
Parte de la negativa se apoyaba en que las leyes vetaban el ingreso a quien quiera que ya estuviera casado o con más de 25 años de edad, y eso fue hasta 2001, cuando tales normas cambiaron y Xue pudo pensar en concretar su aspiración.
Y si bien no había podido graduarse en alguna carrera universitaria, sí aprendió de manera fluida inglés, francés, ruso y latín.
Su mayor reto al ingresar a la Universidad fue el manejo de la computadora y sus diversos programas, requisito indispensable para ser aceptada en el curso de comercio electrónico.
En marzo de 2014 fue cuando dominó esas herramientas y se inscribió en la Escuela de Educación en Línea de la Universidad de Tianjin. Ahora es una experta en los programas de hojas de cálculo y edición de imagen.
Los usuarios del Twitter chino, Weibo, la han llenado de elogios y no faltó quien se dijera avergonzado ante el logro de la octogenaria.
El reporte de The Daily News no señala si Xue tendrá ahora que enfrentarse a otro reto mayor que es el mercado de trabajo chino para los egresados universitarios.
Este año egresarán de las universidades chinas 8.2 millones de jóvenes, cifra superior en 300 mil a los egresados el año pasado, y un salto desde el 1.14 millón de egresados en 2001.
La matrícula universitaria china crece de manera constante, pero se topa con que el espacio de empleo es limitado debido a las actuales condiciones de la economía de China, explica Chu Zhaohui, del Instituto Nacional de Ciencias Educativas en Beijing.
A los estudiantes locales se debe de sumar cientos de miles que concluyen sus estudios en universidades extranjeras y regresan a su país en busca de un puesto de trabajo.
Ese desfase entre oferta y demanda laboral crea situaciones diveras. Muchas ferias del empleo, por ejemplo.
Pero también ofertas de cursos para perfeccionar lo aprendido en la universidad y que, desde luego, no son gratuitos.
Un joven egresado chino dijo al diario Global Times sobre esos cursos de perfeccionamiento “siento que solo hacen dinero con nuestra ansiedad”. Información Excelsior.com.mx