Por Enrique Aranda
No debieron esperar mucho las autoridades mexicanas, Andrés Manuel López Obrador en particular, para confirmar que la “amenaza” de que el gobierno estadunidense tipificara a los cárteles del narcotráfico del país como organizaciones terroristas, es algo más que una posibilidad remota e inviable como en un primer momento, ante la petición expresa que en tal sentido plantearan sobrevivientes de la familia LeBarón, se intentó hacer creer.
En las últimas horas, efectivamente, y luego que Donald Trump elevó el tono de su discurso para confirmar que sí, que igual la Casa Blanca que el Capitolio valoran, desde hace algunos meses, tal opción, ante la (evidente) pérdida de control sobre la operación del crimen organizado aquí y, peor, por la insuficiente y fallida estrategia de seguridad desplegada por la administración sexenal en turno. El asunto escaló en importancia.
Tan escaló, como de alguna manera adelantamos en nuestra pasada entrega –Narcoterrorismo acá…¿intervención de allá?– que más tardó el impresentable mandatario en externar su opinión que en encenderse todas las alarmas, ¡todas!, literal, igual en Palacio Nacional que en Relaciones Exteriores donde Marcelo Ebrard, el mismo que recién había considerado “innecesario” avanzar por esa ruta, confirmó el inicio de gestiones para reunirse con su par del Departamento de Estado, Mike Pompeo, lo que presumiblemente ocurrirá esta misma semana.
Y es que, insistamos, los pobres, insuficientes resultados aportados por la política de seguridad implementada en la lucha contra el crimen organizado y, más específicamente, el impacto generado por el comportamiento de las diversas instancias oficiales frente al (aún insuficientemente aclarado) Culiacanazo y, luego, ante el brutal asesinato de nueve miembros de la familia menonita en la frontera entre Sonora y Chihuahua, dejaron muy mal parado al lopezobradorismo en la Unión Americana y, perdón, en el mundo entero.
Habrá que estar pendientes a lo que en este delicado asunto ocurra en las próximas horas, en virtud de su trascendencia y el impacto que una declaratoria en el sentido que se anuncia, pudiera ser fatal…
Asteriscos
* Vaya triste final que, por la actitud sumisa ante el gobierno de la Cuarta Transformación de la que viene haciendo gala de algunos meses a la fecha, decidió dar el presunto sacerdote Alejandro Solalinde a su carrera en defensa de los derechos de los migrantes. ¡Ahora –¿por consigna?– hasta el despliegue de elementos de la Guardia Nacional en la frontera sur aplaude!
Ver para creer…
* Evidencia de cómo es que se hacen las cosas hoy en la capital la renuncia “de última hora” de dos miembros del Consejo Judicial Ciudadano encargado de integrar la terna de aspirantes a la fiscalía. La renuncia se llevó a cabo tras advertir “injerencias inaceptables” en el proceso que, ¡sorpresa!, apuntan a lograr la ilegal imposición de la impresentable Ernestina Godoy. Al estilo Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pues…
* Como es costumbre ya, un centenar –“si acaso…”– de vándalas embozadas volvieron a exhibir la incapacidad e indolencia del (des)gobierno de Claudia Sheinbaum para garantizar mínimos de orden y seguridad. Durante la marcha de mujeres para exigir cese la violencia en su contra, ni sus ridículos chalecos blancos ni la policía hicieron nada…
Veámonos el domingo, con otro asunto De Naturaleza Política.Información Excelsior.com.mx