Por Jorge Fernández Menéndez
En la rebelión de la Policía Federal las señales de inconformidad estaban allí desde hace semanas y eran públicas. Claro que en la PF había y hay áreas y mandos corrompidos, como en muchos otros ámbitos de la seguridad y la política, pero no es un desecho, es una institución policial respetada, incluso internacionalmente, y en algunas áreas con altos grados de eficiencia: lo fue en inteligencia, en manejo de tecnología, en lucha antisecuestros, en ciertas áreas operativas.
Plataforma México, inexplicablemente desmantelada en el pasado, fue un instrumento excepcional como nunca antes lo tuvieron las fuerzas policiales en el país.
El error es haber apostado a la desaparición de la Policía Federal para conformar la Guardia Nacional. La creación de la Guardia Nacional es una muy buena decisión, incluso por lo que muchos critican: porque parte de una formación y una disciplina militar, aunque sea legalmente una institución civil. Llena un vacío clave en el esquema de seguridad del país. Será una labor titánica porque no se crea una institución de esa magnitud de un día para el otro. Pero se logrará porque tiene un buen diseño y buenos mandos.
Pero la Guardia Nacional no alcanza sola ni es en sí misma una estrategia de seguridad ni tampoco la solución para el modelo policiaco del país. La Guardia Nacional no puede reemplazar la inexistencia de un modelo policial global ni los policías realizar las tareas que se esperan de la Guardia Nacional.
Independientemente de la existencia de la GN, es perfectamente compatible mantener la Policía Federal, con tareas específicas y eminentemente policiales. El tema está en que las policías, todas, deben tener los mandos más centralizados posibles; una academia de formación de donde se tengan que diplomar todos los mandos, de los tres niveles; debe ser una policía con un mismo tipo de armamento, de equipo, de manuales de operación, con entrenamientos también homogéneos. Sin esa base no se puede construir nada. La Policía Federal tenía hasta hoy 36 mil elementos, la Guardia Nacional dicen que inicia con unos 70 mil, pero las policías estatales y municipales tienen 380 mil elementos, aproximadamente. Sólo la de la ciudad de México está integrada por más de 80 mil policías.
La estrategia planteada no integra todas las instituciones de seguridad que deben ser parte de la misma. Por eso los buenos propósitos no alcanzan y la creación de la GN no puede subsanar esa carencia, como la presencia militar en el pasado, sin el modelo policial unificado, no pudo tampoco garantizar la seguridad.
Lo que se debe hacer es dignificar a las policías, reconocer sus esfuerzos, mantener la Policía Federal con ámbitos muy específicos de acción, al tiempo que se legisla para que las policías estatales y municipales estén homologadas, y si es posible, con mandos únicos en los estados y coordinadas a nivel nacional.
Si se logra construir esa base operativa y sobre ella se monta a la Guardia Nacional, se podrá tener éxito en la lucha contra la inseguridad.
El punto es central porque no se termina de entender qué papel juegan y en qué lugar están colocadas todas las piezas del andamiaje institucional en el ámbito de la seguridad nacional, interior y pública. Se trasluce esa confusión en el rol que juegan las Fuerzas Armadas en el andamiaje institucional; se refleja en la forma en que se planteó la desaparición de la Policía Federal; en la falta de una vía para las policías locales. Debe haber fuerzas Armadas para la seguridad nacional e interior, Guardia Nacional para la interior y pública, y policías federales y locales para la seguridad pública y cotidiana. Todas son necesarias y todas caben en un buen esquema institucional, como ocurre en todas las democracias del mundo.
La mayoría de los países tienen fuerzas policiales locales, a nivel municipio o distrito, tienen fuerzas estatales o provinciales, tienen distintos tipos de policías a nivel federal, unas preventivas, otras de tipo gendarmería, que cuidan zonas del país más desprotegidas y fronteras. Hay fuerzas de investigación de todos los niveles, incluso de inteligencia.
En Estados Unidos hay 16 agencias federales de inteligencia, todas con mayor o menor capacidad operativa que trabajan simultáneamente, con un paraguas común y con una institución, el Homeland Security, que les da, a la mayoría, una cobertura institucional.
El problema no es la rebelión de los policías, el tema es encontrar para las diferentes fuerzas policiales, todas, su lugar en un andamiaje y una estrategia que las haga operativas. Comenzando desde la estrategia se podrán solucionar las coyunturas. Información Excelsior.com.mx