No sólo es por derecho a decidir

Por Yuriria Sierra

Es un tema de libertad. Sí. Es un asunto de respeto al cuerpo de los demás. También. La interrupción de un embarazo debe ser un derecho protegido por el Estado. No hay la menor duda. Así como de que este gran pendiente tampoco debe ser presa de discusiones estériles, de un lado sustentadas por creencias religiosas o convicciones personales, pues es justo a nivel individual en que este asunto se resuelve y se ha repetido infinidad de veces, muchas ocasiones en la sombra, poniendo en peligro la vida de la madre. Por ello las instituciones de salud del país deben estar obligadas para prestar este servicio sin condición alguna. Es un tema de salud. Sí. Aunque no sólo de eso.

Desde hace años, lo recuerda Miguel Vitagliano en El Clarín, hay estudios y evidencias de la problemática poblacional. Somos demasiados y demandamos muchos recursos del planeta, mismos que, hoy sabemos, cada vez son más escasos: “A principios de los 70, poco antes de la crisis del petróleo, un grupo de investigadores del MIT realizó una investigación pionera sobre los riesgos que podría tener el crecimiento sin control en el mundo. Examinaron cinco factores y sus interacciones –crecimiento de la población, producción agropecuaria, agotamiento de recursos renovables, producción industrial y contaminación generada– e introdujeron los datos obtenidos en un modelo de cálculo computarizado. La síntesis del resultado fue publicada en 1972 y aseguraba un colapso mundial para 2030…”, escribió el colaborador del diario argentino.

Según proyecciones del Consejo Nacional de la Población, en once años seremos 138 millones de mexicanos. Poco más de 10 millones más de los que somos actualmente. Las condiciones sociopolíticas del país no pintan para que esos 138 millones de personas gocen de un país en condiciones óptimas que cubran las necesidades básica y, al mismo tiempo, procuren aquellos recursos naturales que nos son necesarios para subsistir. Hoy se proyectan refinerías, cuando la realidad nos tendría que obligar a pensar en energías alternativas, por ejemplo.

Y no es un tema local, es un problema global. Y México debe también pensar en el futuro y cruzarlo con las herramientas que le permitan afianzarlo. Por eso decimos que el aborto, el derecho a decidir, la interrupción del embarazo o como queramos llamarlo, no es sólo un tema de derecho y libertad. Es también una vía para ser más cuidadosos en el crecimiento de la población. El planeta da señales de que no nos sigue el ritmo desmedido.

Por eso celebramos lo que ocurrió en Oaxaca hace una semana. Pero lamentamos que apenas sea la segunda entidad del país en despenalizar el aborto. Más, lamentamos que haya otros estados como Querétaro o Guanajuato, en donde esta práctica alcanza penas de hasta 30 años de prisión. Es importantísimo seguir lo que suceda con la iniciativa que presentará la bancada de Morena para llevar la despenalización a nivel nacional. Porque con ella, no sólo se estarían otorgando garantías para quien decida practicarlo, también se estaría impulsando una agenda responsable en la construcción de nuestras familias y en el impacto que cada uno de nosotros tenemos en planeta, pues si hasta los hijos deseados tienen dificultades para desarrollarse plenamente, ¿qué futuro les espera ya hoy a los no deseados?

Y para ello Morena tendrá que pelear no sólo con la oposición conservadora, incluso también con la agenda tal dentro de su propio partido. Ayer supimos que Miguel Barbosa, gobernador de Puebla, envió al Congreso de su estado una iniciativa que mantiene sanciones penales a las mujeres que voluntariamente decidan abortar. La batalla en Morena también será interna. Asumimos que entienden que vale la pena el riesgo. Información Excelsior.com.mx