Por Francisco Zea
Como se nos avisó y se nos dijo, el coronavirus, el COVID-19, nos alcanzó. Al momento de escribir estas líneas ya son cinco los contagios por la citada enfermedad. Según el último reporte, han muerto dos mil 989 personas, de un total de 87 mil 813 infectados en todo el mundo. Esto nos lleva a analizar y, sobre todo, a comparar, que tan sólo en enero de este 2020 en México fueron asesinadas dos mil 892 personas, lo cual habla de que nuestra pandemia de odio y violencia es mucho más grave que la enfermedad que está aplastando las bolsas del mundo.
Independientemente de lo anterior, creo que debemos ponernos serios con esta pandemia que nos llegó, desde mi óptica, antes de tiempo. Cuando nuestro sistema de detección de enfermos en los aeropuertos es equivalente a lo que hacia nuestra abuela, ponernos el anverso de la mano en la frente y los cachetes para comprobar o descartar que tuviéramos fiebre, pues era evidente que nos iba a alcanzar la enfermedad.
Tenemos que recordar la exitosa gestión que del A H1N1, en 2009, hizo José Ángel Córdova Villalobos. Con autoridad y conocimiento, y asumiendo los costos, se limitó la actividad económica, pero se contuvo una enfermedad que inició en nuestro país.
Cuando estamos ante una emergencia a nivel mundial, ante un gran problema, sale lo mejor y lo peor de los seres humanos. De entrada, la discriminación y las compras de pánico que resultan ilógicas y estúpidas. En la internet hay un ejercicio estadístico demoledor. De entrada, el 94% de los casos se encuentran en China, por lo que las posibilidades de contraerlo resultan muy remotas. Por si fuera poco, el porcentaje de casos letales no alcanza el 5%, por lo cual la enfermedad no resulta tan preocupante. Lo verdaderamente importante de esta enfermedad es, sin duda, su repercusión económica. Que sin duda está mostrando su peor cara en las bajas generalizadas en las bolsas del mundo y, sobre todo, expresada en las cadenas de producción de productos chinos, que, como en Apple, van a ver interrumpida su producción y esto, evidentemente, ha hecho que las acciones de muchas compañías, como la de la manzana, vayan a la baja.
Yo espero que, como ha venido presumiendo el gobierno federal, efectivamente se tenga el plan de acción y comprados los insumos para poder atajar los efectos de esta pandemia, que es más mediática que real. Tengo que hacer un mea culpa por los medios de comunicación que estamos llevando esta crisis al extremo. Porque, lejos de informar verazmente, nos encanta magnificar las cosas y, en pos de una malentendida cobertura real, llevamos a la gente al extremo de la sicosis.
Si el gobierno, efectivamente, tiene una estrategia clara al respecto de este virus, tiene el material necesario para enfrentarlo y la seriedad de los funcionarios para encaminarlo, esta crisis puede ser una gran oportunidad, incluso, para aprovechar cadenas de producción de difícil recuperación en China, de lo contrario, será, de nueva cuenta, una tragedia.
EN EL ESTRIBO
Ahora que estamos cerca del 9 de marzo, fecha establecida para que se haga visible que las mujeres no sean visibles, tenemos que hablar no sólo de los feminicidios, sino de las desapariciones de mujeres. Lo ha puesto en claro Alejandro Desfassiaux, experto en seguridad nacional. El número de mujeres no encontradas en 2019 ha sido de mil 277. Siendo las entidades con mayor incidencia Jalisco, Puebla, Nuevo León, Tamaulipas y el Estado de México. El grupo más importante para las desapariciones resulta el más doloroso, niñas de entre 15 y 19 años. Pone el dedo en la llaga el experto, dando a conocer que de 1960 a 2019 15 mil 835 mujeres han sido declaradas como desaparecidas en el país. Esto, con el dolor que conlleva el no saber el paradero de un miembro de la familia y el sufrimiento que se vive al nunca poder cerrar el círculo de dolor. Lo peor es que esas desapariciones, según Desfassiaux, estén relacionadas con la explotación sexual, esclavitud laboral, mendicidad o tráfico de órganos, lo que hace aún más doloroso el asunto. Para tratar de paliar este cáncer, empresarios responsables y solidarios, como Alejandro, han puesto al alcance de la gente y completamente gratis una aplicación que se denomina ProteGM, para todos los celulares, que con un botón de pánico se enlaza a su empresa de seguridad y a las corporaciones policiacas para ayudar en tiempo real a la mujer que se sienta en peligro. Información Excelsior.com.mx