POr Francisco Garfias
Se enreda la rebelión de policías federales. El conflicto no cede. La mesa de negociación no avanza. No los oyen, pero sí los descalifican. La maldita y costosa línea de aprendizaje de la que habló Ricardo Monreal.
Las autoridades hablan de diálogo y sacan el hacha. El presidente López Obrador anunció que se investigan actos de corrupción en esa corporación “que se echó a perder”.
“Los que estaban dirigiendo ayer el movimiento no trabajan en la Policía Federal, los principales dirigentes pertenecen a organizaciones de otro tipo”, aseguró.
Puede haber inconformidad por las condiciones que les ofrecen para incorporarse a la Guardia Nacional. No entiende que están molestos por el trato que les han dado desde la llegada de la 4T al poder.
Ni siquiera el rechazo a ser transferidos voluntariamente a fuerza a la Guardia Nacional. Se quejan de que les quitaron el seguro de operatividad, el de gastos médicos. Les dicen fifís por haberse quejado de las condiciones insalubres en las que se alojan cuando están fuera de base.
El excomisionado general de la Policía Federal, Enrique Galindo, puso un tuit que resume coloquialmente lo que ocurre: “Nos pusieron de rodillas… ahora hay que aplaudir. Sólo pasa en México”.
*Los pregoneros de la 4T ya encontraron un responsable mayor de la revuelta: el expresidente panista Felipe Calderón. La versión la amplificó el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo.
Está basada en el hecho de que dos federales declararon a los medios que querían al expresidente como su representante o “delegado sindical”.
Al secretario se le hizo fácil decir. “Esta petición es una prueba de que grupos de interés, incrustados en la Policía Federal, están detrás de las manifestaciones”. Está claro que no vio el video donde dos policías federales, dos, piden a Felipe como su representante. Se aprecia que fue una expresión espontánea y no consensuada en grupo.
Los demás policías presentes se deslindaron allí mismo de la solicitud. “No pensamos eso”, dijeron y hasta hicieron a un lado al policía que pidió a Calderón.
Felipe no tuvo empacho en calificar de “cobarde” la insinuación que hizo el secretario de Seguridad.
“Específicamente le exijo que si tiene pruebas las presente y actúe en consecuencia. Si no las tiene, de inmediato retire las calumnias”, dijo en un video que subió a redes sociales.
*Otro de los señalados como dirigente de los inconformes, ajeno a la PF, es Ignacio Benavente Torres. Durazo dio a conocer su ficha. Habría estado preso por secuestro 21 años y 4 meses por ese delito que, jura, no cometió.
Efectivamente, no es policía federal. Es un activista de los derechos humanos. Los señalamientos del secretario lo obligaron a salir a defenderse. Hizo el “tour” de medios para negar las acusaciones. “Es un golpe bajo”. El verdadero culpable confesó el delito.
“Uno de los líderes estuvo preso y ahora es uno de los activistas del movimiento”.
*En medio de la conferencia de prensa, antes de responder una pregunta del reportero de TV Azteca, le llevaron a Alfonso Durazo un celular, vio el mensaje que estaba en la pantalla y regresó al micrófono para informar que policías federales habían abandonado su lugar con todo y vehículos y armas de cargo. Les hizo un llamado: “¡Entréguenlos!”
¿Cuántos policías eran? ¿Qué armas se llevaron? ¿Qué vehículos traen? No se supo más del tema, a pesar de su gravedad.
*La información diaria opacó la presentación de la iniciativa para crear el Instituto de Salud para el Bienestar que substituirá al desaparecido Seguro Popular. “El sistema de salud es un desastre y lo que vemos ahora son las consecuencias de muchos años de abandono”, dijo el diputado Mario Delgado, autor de la iniciativa. El instituto se conformará con los recursos humanos, financieros, y materiales que ejerce actualmente la Comisión Nacional de Protección Social en Salud. Información Excelsior.com.mx