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Nos toman por tontos

Por Pascal Beltrán del Rio

Es bien sabido que la política es un ejercicio de engaño. De pensar una cosa y decir otra. De decir una cosa y hacer otra. De hacer una cosa y decir que eso que se está pensando en realidad no es así.

Pero hay de engaños a engaños. ¿Como cuál? Como cuando se engaña con la verdad. Se me ocurre, a manera de ejemplo, aquella anécdota del presidente Adolfo Ruiz Cortines, quien, en la recepción del 15 de septiembre de 1957, a unos días del destape del candidato del PRI, recomendó a la esposa de Gilberto Flores Muñoz, a quien todos veían como el inminente sucesor, que no criticara los candiles de Palacio Nacional porque “vas a verlos ahí durante muchos años”.

La señora Asunción Izquierdo de Flores entendió las palabras de Ruiz Cortines como una señal de que su esposo sería el ungido. Pero olvidó un detalle: de llegar a ser la primera dama, ella no tendría que acostumbrarse a ver unos candiles que no le gustaban, sino podría cambiarlos a su antojo. El Presidente de la República la había engañado con la verdad.

En la actual campaña electoral hemos visto, como en todas, muchos intentos de engañar. Ninguno llega a los tobillos de la maestría de Ruiz Cortines.

Podría referirme a las promesas que no tienen sustento presupuestal –y que son la mayoría–, pero hay ejemplos todavía más burdos. Algunos que hacen pensar que los candidatos nos creen tontos.

Meta usted en Google el nombre de alguno de los tres aspirantes presidenciales no oficialistas. Es muy probable que el primer resultado que aparezca en su pantalla sea un vínculo, etiquetado como anuncio, que lo llevará a la página de internet de José Antonio Meade (www.meade18.com).

Pero eso no es todo. Si usted teclea “Margarita Zavala propuestas”, como haría alguien que quiere saber qué propone la aspirante independiente a Los Pinos, el buscador lo llevará al mismo vínculo, pero con el siguiente título “¿Buscando a Margarita Zavala? Propuestas: Avanzar Contigo”. Si usted no se da cuenta del engaño, hará clic y en menos de un segundo estará en la página web de Meade.

Ayer comenté el tema en radio con Javier Lozano, coordinador de los voceros de Meade. Me dijo algo que ya se sabía: que mediante el servicio de publicidad online Google Adwords uno puede inscribir palabras clave que producen determinado resultado y hacer que éste se ubique en la parte superior de la pantalla (en el caso de un celular, el anuncio ocupa, de hecho, toda la pantalla).

Cuando le comenté a Lozano que eso era un engaño a los votantes, respondió que era una “travesura” tecnológica. El problema es que esa travesura se la hacen a los ciudadanos que, honestamente, tratan de informarse sobre las campañas y así decidir por quién votarán. Y que se paga con recursos de campaña, es decir, recursos de los contribuyentes.

Otro ejemplo: el miércoles por la noche, la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, subió una foto en su cuenta de Twitter que supuestamente correspondía a un mitin que Andrés Manuel López Obrador había encabezado en Monterrey. La imagen mostraba una plaza abarrotada.

La foto iba acompañada de este texto: “Monterrey se levanta con López Obrador. Las encuestas se están quedando cortas, el pueblo impulsa el cambio”.

El problema es que la imagen correspondía a 2012, no a 2018. Descubierta en el intento de engañar, Polevnsky subió la foto nuevamente a Twitter, acompañada de otra, aparentemente reciente, que había sido agrandada para que no se viera el horizonte como en la otra. Escribió: “2012/2018 cada día somos más y más con López Obrador en Nuevo León”.

A muchos de los que le reprocharon el primer tuit, Polevnsky los remitía al segundo. Ni una disculpa. A alguien incluso le escribió con sorna: “Sonrían #PeaceAMLOve”.

Tercer caso: Ricardo Anaya ante estudiantes del ITESO de Guadalajara el miércoles pasado.

“¿Por qué debemos confiar en ti, si la elección interna no fue justa y ahora tenemos dos candidatos panistas: Margarita Zavala y tú?”, le preguntaron.

La respuesta: “Al haber formado una coalición hubo gente que se quedó fuera y a la que pudimos haber lastimado. En lo que a mí me corresponde, a quien yo haya lastimado, le pido una disculpa”.

¿De verdad? ¿Es lo mejor que el candidato pudo decir a una pregunta honesta y pertinente?

Como le digo: Estos candidatos y sus colaboradores no engañan con la verdad. Mienten descaradamente. Y luego piden que creamos en su honestidad. Nos toman por tontos.Información Excelsior.com.mx

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