Por: Francisco Garfias
La silla vacía del fiscal anticorrupción durante la instalación, ayer, del Órgano de Gobierno de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción refleja la preeminencia de intereses de grupo sobre el hartazgo ciudadano por los políticos transas.
Los senadores nomás no se ponen de acuerdo sobre el nombre del citado zar anticorrupción. Cada quien quiere al suyo.
Y si nos atenemos a lo declarado ayer por el coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa Patrón, ni siquiera hay certeza de que esa silla vacía sea ocupada antes del próximo 30 de abril, fecha en que culmina el periodo ordinario de sesiones.
“No es el capricho de la Junta de Coordinación. Son 128 senadores los que deciden”, subrayó el priista.
Nos asomamos al arranque del SNA en la sede del Tribunal Federal de Justicia Administrativa. Jacqueline Peschard, presidenta del órgano de Gobierno del SNA, compartía tribuna con el procurador Raúl Cervantes.
Pero, también, con la titular de la Función Pública, Arely Gómez; el auditor Juan Manuel Portal, presidente del Tribunal, Carlos Chaurand, la mera mera del INAI, Ximena Puente, entre otros. Destacó el discurso de Peschard. La exconsejera del IFE recordó que hay 745 denuncias se ha hecho la Auditoría Superior de la Federación en la PGR que allí siguen congeladas.
“La PGR no hace nada. Si hubiese actuado, nos hubiésemos librado de los Duarte y de muchos más”, dijo Luis Carlos Ugalde, exconsejero del IFE, sentado en primera fila.
Peschard, además, se adelantó a lo que se perfila como el escándalo de corrupción del año: el reparto de 10 millones de dólares entre funcionarios mexicanos que hizo la empresa brasileña Odebrecht.
“Se trata de un delito confeso. Estamos en espera de que se cumpla el plazo de reserva de información de este caso, en mayo próximo, para que nuestras autoridades den a conocer los nombres de los funcionarios responsables del pago indebido de 10 millones de dólares para que proceda su detención”, dijo .
Otro tema es el de los dineros para echar a andar el SNA. Sabemos que al Tribunal Federal de Justicia Administrativa, por ejemplo, no le han dado un centavo para que cumpla con la tarea de sancionar corruptos que le fue asignada.
Ni siquiera cuenta con magistrados en la sección tercera, encargada de sancionar actos de corrupción. “No nos han dado un clavo. Necesitamos esos recursos para saber dónde vamos a meter al personal. No hay oficinas. Son cinco salas, tres magistrados por cada una, secretarios de acuerdo y archivistas. Se calculan 250 empleados”, nos dijo una fuente del Tribunal.
Nos adelantó que este miércoles se reúne el presidente del Tribunal, Carlos Chaurand con el subsecretario de Egresos. Fernando Galindo, para tratar el punto.
Otra enorme bronca del SNA son las leyes secundarias. Nos dicen que los legisladores quisieron quedar bien con todo el mundo y dejaron tremendos huecos y errores en los ordenamientos.
Va otro ejemplo: si un magistrado tiene un crédito con equis banco para comprar un automóvil y hay una carpeta de investigación sobre ese banco, el magistrado debe excusarse de participar en el caso.
Y más: las carpetas llegan mal integradas de la Función Pública o la Auditoría. Nos enteramos que Chaurand ya expuso el problema a Arely y a Portal.
Lo adelantamos en este espacio el pasado 3 de abril. López Obrador ya tiene su grupo parlamentario en el Senado. Es el del PT. Nueve senadores que desertaron del PRD resolvieron ayer adherirse al grupo que coordina Manuel Bartlett. El PT ya es tercera fuerza en la Cámara alta. Le corresponde la vicepresidencia de la Mesa Directiva que ocupa el perredista Luis Sánchez.
El PT tiene derecho también a la presidencia del Instituto Belisario Domínguez, y las de varias comisiones que ocupa hasta hoy el PRD.
Manuel Bartlett no ejerció el “derecho de admisión” como nos había declarado. Los aceptó a todos. Ya tiene su “bancadota” , como la calificó el senador del PAN, Ernesto Cordero. Habrá que ver si en las negociaciones pactaron dejar a Barbosa en esa “mina de oro” —como la llama
Dolores Padierna— que es el Instituto Belisario Domínguez.
El imán de las prerrogativas llevó a los nueve desertores a dar ese paso. Su condición de independientes les impedía, por reglamento, encabezar comisiones.
Como quiera son 200 mil pesotes mensuales más.
El detonador fue la sustitución de la senadora Luz María Beristain por Alejandra Barrales en la presidencia de la Comisión de Administración.
El propio Miguel Barbosa lo dejó entrever en sus declaraciones:
“No quieren estar sujetos a la benevolencia ni a la generosidad de nadie, sobre todo, los que encabezan los órganos del Senado. Por eso se incorporan nueve senadores a la fracción parlamentaria del PT”.
Nos aseguran —y no precisamente en el PRD— que en el caso del propio Barbosa tampoco quería soltar el 33% de las posiciones administrativas que tenía como coordinador de la fracción del amarillo.
Pero ahora el jefe es Bartlett, quien no es, precisamente, un aliado de Emilio Gamboa. Las negociaciones se le van a complicar en serio al coordinador del PRI con el experimentado exsecretario de Gobernación. De mí se acuerdan.
El PRD, por cierto, tuvo una baja más. La del respetable Luis Humberto Fernández, suplente del fallecido Manuel Camacho Solís: Simplemente le dijo “adiós” al sol azteca, en escueta carta que dirigió a la Comisión Nacional de Filiación del amarillo.
Un apunte final. Chapeau a los senadores Alejandro Encinas y Raúl Morón. Rehusaron convertirse en borregos para mantener sus posiciones en el Senado y recuperaron el respeto.
Fuente Excelsior.com.mx