Por Antonio Attolini
La revocación de mandato es una oportunidad histórica, no sólo para los que militamos orgullosamente en la Cuarta Transformación, sino también para la propia oposición.
Y resulta paradójico que, quienes más se oponen a ella, quienes más se empeñan furibundamente en boicotearla, son aquellos que no toleran la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.
¿Quién los entiende? La oposición es oposición a sí misma.
Vamos: es su oportunidad para quitarlo del poder. A López, al macuspano, al mesías tropical que tanto odian. Que tanto detestan. El líder que se hizo caminando descalzo con los chontales y no con zapatos lustrados en los pasillos de Harvard o Yale.
Lo que diferencia a México de naciones monárquicas y dictatoriales, es que nosotros somos una república democrática que puede dirimir las diferencias a través del diálogo y la participación. Por primera vez en la historia, nuestra nación tiene la posibilidad de decidir si quiere que siga o no un gobernante.
Porque la democracia, la verdadera democracia, no la democracia S.A. de C.V. de los académicos, las élites y Lorenzo y Murayama, es donde el pueblo pone y el pueblo quita.
A diferencia de épocas anteriores, como en el ocaso del Porfiriato, en donde las disputas políticas se realizaban mediante la beligerancia, México ha alcanzado una madurez democrática en la que por la vía pacífica tenemos la capacidad de decidir el rumbo que queremos para el país.
Se acabó, para siempre, la era de las dictaduras perfectas. De los fraudes y la falsa alternancia. De las presuntas instituciones autónomas… pero autónomas del pueblo, no de las élites. Ahora las y los ciudadanos por fin tiene un peso en su voz.
Durante las últimas décadas, citando a Mark Fisher, gran ideólogo británico del Siglo XXI, el mundo cayó en la paradoja neoliberal: por un lado el estado se desmanteló, se adelgazó y se le quitaron atribuciones, con la idea de que era ineficiente y que los privados garantizaban mejor administración. Pero, por otro lado, se generó un aparato burocrático más gordo con la creación masiva de órganos supuestamente autónomos encargados de fiscalizar el poder.
Los órganos autónomos, dice el propio AMLO, surgieron como hongos en la lluvia con la llegada del neoliberalismo en México. Lo mismo dicen académicos reconocidos como Peter Mair, en Gobernando el vacío.
Y sin embargo, esa burocracia lejos de garantizar mayor desarrollo democrático y económico de las naciones, fueron cómplices del mayor saqueo en la historia de la humanidad: nunca antes la riqueza se había concentrado en tan pocos.
Son ahora esas burocracias doradas las que quieren monopolizar la democracia. Las que dicen qué sí o qué no es democrático. Que el mandato de los muchos es autoritario y el mandato de los pocos es autonomía y democracia.
Pues noticias para ellos, tan ahora hay democracia, como nunca antes había habido, pese a sus imperfecciones que aún tiene, que ellos también pueden salir a decidir si quieren que el país cambie de rumbo y regrese al anterior: aquel que nos dejó un legado de pobreza y violencia.
Es su oportunidad histórica. Como de todo el país.
No sean oposición de su propia oposición. Información Radio Fórmula