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Optimismo y desconfianza

Por Yuriria Sierra

No habrá inversión privada, pero sí habrá nueva refinería. El proyecto en Dos Bocas, que anunciaron con bombo y platillo a pesar de las recomendaciones tanto económicas como ambientales, no encontró constructora que se amoldara al sueño vuelto promesa de campaña y plan de gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Nadie pudo proyectar un gasto máximo de 8 mil millones de dólares en un lapso de tres años para hacer realidad lo que imaginan como la salvación de un sector que cada vez vale menos, particularmente si hablamos de la petrolera más endeudada del mundo, que es la nuestra.

“Fueron demasiado optimistas…”, expresó la calificadora Moody´s, luego de saber que el gobierno de México declaró desierta la licitación. “El hecho que avance el proyecto bajo la supervisión de Pemex y la Secretaría de Energía, suma una tarea más para el equipo directivo de Pemex, que ya se encuentra luchando por frenar la caída en la producción de crudo y mejorar las refinerías existentes. Esto eleva el riesgo de retrasos y sobregiros de costos que pudieran sumar más presión a las finanzas…”, agregó uno de sus especialistas.

Hace un par de días, el Índice Global de Confianza de Inversión Extranjera Directa colocó a México en el lugar 25, ocho abajo del que ocupó en 2018 y 2017. No ocupábamos un lugar tan bajo desde 2011, cuando de plano no aparecimos en el ranking de las 25 economías más atractivas para la IED. Desde el exterior ven con menos optimismo las posibilidades de éxito si traen dinero a nuestro país. Según este índice, las causas del descenso están relacionadas con el recorte en la expectativa de crecimiento que nuestra Secretaría de Hacienda hizo: de 2.1% a 1.1 por ciento. A esto, se le suma la reducción al pronóstico respecto al PIB que reveló el Banco de México: 1.5% para este año, pero 1.7% para el próximo.

Y poco ayudan los trascendidos que manchan la relación de Andrés Manuel López Obrador con su gabinete y lo que esto proyecta fuera de Palacio Nacional. Apenas el miércoles, Mario Maldonado escribió en El Universal sobre el caso de Alfonso Romo, quien un día antes salió a desmentir su renuncia como jefe de la Oficina de Presidencia. Pero él no es el primero. La sombra de la renuncia ha caído también sobre Olga Sánchez Cordero, también desmentida. Menos ayudan las fricciones evidentes, los momentos en que el mismo Presidente desmiente a sus funcionarios. En este espacio hemos hablado al respecto. Ya sea con Manuel Bartlett, Arturo Herrera o la propia Rocío Nahle. Renuncias desmentidas o correcciones frente a la prensa, envían un mensaje de poca confianza al interior de un equipo que no llega a los seis meses de funciones. Mensaje que sale de nuestras fronteras con consecuencias claras.

Que la economía y las finanzas públicas vayan “requetebién”, como aseguró López Obrador hace unos días, contrasta con el índice inflacionario (donde el groso de la población resiente los efectos económicos) que en abril llegó a su punto más alto en lo que va del año. Y a nivel macro, con todo lo anteriormente expuesto. Por el bien del país, de los proyectos de esta administración, ojalá pronto entiendan en Palacio Nacional que la economía no se proyecta sólo con optimismo. Información Excelsior.com.mx

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