De dimensiones totalmente desproporcionales, como el caso “Tajamar” del vecino estado de Quintana Roo, es el daño irreversible que se está realizando en el oriente yucateco, ante la aparente aprobación de las autoridades municipales, estatales y las federales de quienes se presume están al tanto, por lo cual minimizan el tema.
Más de 2,000 metros cuadrados de mangle de la reserva de la biosfera de San Felipe – Rio Lagartos están siendo exterminados por personas que justifican tener un presunto permiso por parte del Ayuntamiento de San Felipe, presidido por la alcaldesa Juana Baltazar Santos, y se dice que esta acción cuenta con el visto bueno del Síndico Felipe Antonio Marrufo López, quien es conocido en la zona con el apodo de “Catarino”, contraviniendo con ello las leyes y dependencias federales como PROFEPA, las cuales deben regular y supervisar este tipo de acciones.
Los vecinos de ese puerto mencionan que esta atrocidad es supuestamente para la construcción de calles, comentando que Felipe Antonio Marrufo López, ha indicado que como son dueños de esas tierras pueden realizar lo que quieran, “al fin y al cabo que el mangle se recupera”.
Es verdaderamente preocupante e indignante que en los municipios del interior del estado se estén dando este tipo de atentados contra la naturaleza, como es el caso de Homún, ya que de estos daños provocan perjuicios mayores no solo para los pobladores, sino para todo los habitantes del estado, incluso del país y nuestro medio ambiente nunca podrá recuperarse de estas catástrofes.
Vale la pena estar al pendiente de la intervención de las autoridades correspondientes quienes tienen la encomienda de salvaguardar estos espacios protegidos; así como la suma y el apoyo de la ciudadanía junto con los medios de comunicación, quienes con la difusión del tema pueden ayudar a que este ecocidio se detenga