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¿Padeces de insomnio? La respuesta está en los genes

Dos estudios independientes con datos combinados de casi 1.8 millones de personas muestran la compleja base genética del insomnio, en el que intervienen leves variantes en centenares de genes.

Ambos trabajos señalan además que los problemas de sueño están relacionados con otros trastornos mentales, problemas cardíacos o diabetes.

Entre un 10% y un 20% de la población mundial tienen problemas crónicos para iniciar el sueño, se despiertan a menudo o demasiado pronto, aspectos que definen lo que es el insomnio.

El porcentaje sube hasta un tercio más en el caso de episodios puntuales, según datos publicados por la Sociedad Española del Sueño.

Aunque hay diversos factores ambientales, como el estrés, el abuso del alcohol u otras sustancias psicoactivas, estudios con gemelos han demostrado que buena parte del problema está en los genes. Los dos estudios publicados ahora de forma simultánea en Nature Genetics muestran hasta qué punto.

En uno de los trabajos, que compara el genoma de un millón 331 mil 10 personas (casi un tercio declararon ser insomnes), los investigadores identificaron más de 500 genes con alguna variación que intervienen en el riesgo de padecer este problema.

“Nuestro estudio muestra que el insomnio, como muchos otros trastornos neuropsiquiátricos, tiene que ver con centenares de genes, cada uno con un ligero efecto. Por sí solos, estos genes no tienen un especial interés. Lo que importa es su acción combinada sobre el riesgo de sufrir insomnio”, dice en una nota la profesora y genetista de la Universidad Libre de Ámsterdam y coautora del estudio, Danielle Posthuma.

Encontraron que parte de estos genes intervienen en la funcionalidad de los axones, las terminaciones de las neuronas que, como capilares, llevan el impulso nervioso a las células nerviosas contiguas. En concreto, observaron una sobreexpresión, un exceso o enriquecimiento del proceso que expresa la información codificada en el ADN en las proteínas. Este exceso de expresión también lo comprobaron en neuronas de regiones específicas del cerebro, como el córtex frontal.

Lo que no encontraron, o al menos no de forma significativa, era una relación entre estas variaciones genéticas en los insomnes y otros aspectos relacionados con el sueño, como ser madrugador, la tendencia a hacer una siesta, los ronquidos o despertar repentinamente. repentinos.

Por el contrario, vieron una correlación genética con otros trastornos mentales, como la depresión y la ansiedad, y otras afecciones, como la diabetes o enfermedades coronarias.

“Es un resultado importante ya que siempre buscábamos las causas del insomnio en los circuitos cerebrales que regulan el sueño. Debemos cambiar y poner el foco en los circuitos que regulan la emoción, el estrés y la tensión”, comenta el profesor de neurofisiología del Instituto de Neurociencia de los Países Bajos y coautor del estudio, Eus Van Someren.

El otro trabajo, basado en datos de 450 mil británicos, confirma la complejidad genética que está detrás del insomnio. Identificaron al menos 236 genes relacionados con los síntomas del trastorno.

Como en el otro estudio, aquí los autores comprobaron que la base genética del insomnio tiene poco que ver con la regulación general del sueño. De hecho, volvieron a encontrar una sobreexpresión génica, en concreto en los genes que median la proteolisis, o degradación programada de las proteínas de determinadas células cerebrales.

Usando una novedosa técnica de investigación denominada aleatorización mendeliana, los científicos buscaron una conexión entre las distintas variantes genéticas y dos o más problemas de salud. Así, como en el primer estudio, vieron que los insomnes tienen hasta el doble de riesgo de padecer una cardiopatía coronaria o síntomas propios de la depresión.

La autora sénior de esta investigación, la investigadora en genética del sueño del Hospital General de Massachusetts (EEUU), Richa Saxena, destacó:

“Ahora queda un duro trabajo para averiguar cómo los cambios en los genes nos llevan al insomnio. Esto requiere estudios en células humanas, ratones, moscas de la fruta, pez cebra y otros organismos modelo. Además, son indispensables estudios detallados que definan con mayor precisión los vínculos causales entre el insomnio y los resultados clínicos”.

Sin eso, cualquier tratamiento eficaz del insomnio sin el concurso de fármacos hipnóticos u opiáceos es un mero sueño.

Con información de El País.

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