En cada uno de los días que han transcurrido en la semana previa al Super Bowl LVII, la National Football League ha publicado en su informe de lesiones el nombre de Lane Johnson, tackle ofensivo de las Águilas de Filadelfia y uno de los hombres de mayor experiencia en la primera línea de batalla del equipo.
Johnson aparece junto con la leyenda “dolencia en una de sus ingles”, pero el parte médico en realidad no detalla la gravedad de la situación.
Detrás de esas cortas palabras hay algo mucho más profundo. Lane está lidiando con un desgarro de su músculo abductor, el cual está casi cortado del hueso y pende de un hilo, de acuerdo a la resonancia magnética a la que fue sometido antes de viajar a Phoenix.
Según especialistas consultados por el periódico Philadelphia Inquirer, el dolor que está sufriendo Lane es casi inimaginable. Junto a ello debe soportar el peso de hombres de 130 kilogramos que huelen su debilidades para tratar de capturar a Jalen Hurts, el quarterback.
Johnson sufrió la lesión durante la derrota ante los Vaqueros en la víspera de Navidad. Lo obligó a perderse los últimos dos juegos de la temporada regular. Jugó con el dolor durante una victoria de los playoffs divisionales de la NFC contra los Gigantes, pero terminó desgarrando gravemente al abductor. Ha estado en 30 juegos consecutivos sin permitir una sola captura de mariscal de campo, rompiendo el récord de la NFL que había pertenecido a Andrew Whitworth (25 juegos).
Cada jugador tiene un conjunto de habilidades y si algún tipo de conjunto de habilidades se quita o se limita, entonces tienes que adaptarte. Eso es realmente lo que he estado haciendo”, dijo Johnson, de 32 años, durante el día de medios del Super Bowl LVII. “Sentí que el dolor en el segundo juego no fue tanto como esperaba. Así que me sentí más cómodo la segunda vez porque la primera no me venció el dolor”.
Jugar con una ingle desgarrada y restarle importancia como si no fuera nada importante es la razón por la cual Johnson se ha convertido en un favorito de los fanáticos en la dura ciudad de Filadelfia, especialmente entre los obreros intransigentes.
En muchos sentidos, después de todo, él es uno de ellos.
Es un poco la forma en que me criaron”, dijo. “Mi padre era un jinete de toros, por lo que muchos de sus compañeros tenían las ingles desgarradas y los pulmones colapsados. Ésa era su cultura, así que crecí alrededor de ese tipo de cosas”.
La madre de Johnson, Ray Ann Carpentier, es igual de dura. Le diagnosticaron linfoma de Hodgkin hace seis meses, pero según Lane, está ganando cada paso del camino resistiendo al dolor. Información Excelsior.com.mx