Por Adrián Rueda
Con la ratificación de Miguel Ángel Mancera como coordinador del grupo parlamentario del PRD en el Senado de la República, la intención de Héctor Serrano por liderar la bancada amarilla en San Lázaro se tambalea.
La razón es muy sencilla: Vanguardia Progresista no se puede quedar con todo el pastel en el sol azteca, sobre todo después de la paliza que recibieron el pasado uno de julio por parte de Morena.
Si Mancera coordinará en el Senado y Manuel Granados es el líder del partido en el país, con qué argumentos los perredistas van a aceptar que Serrano —que es de la misma tribu— encabece a sus diputados federales en San Lázaro.
El extitular de la Secretaría de Movilidad de la CDMX tuvo que elegir entre él y su exjefe para coordinar en una de las cámaras federales; no podían estar los dos y decidió que el exjefe de Gobierno lo hiciera en el Senado.
Esta tarde se reunirán los diputados federales electos en la sede nacional del PRD con su dirigente nacional, y de ahí saldrá el nombre de quien será el nuevo coordinador de la bancada que, en teoría, le corresponde poner a la tribu ADN, aliados de Vanguardia.
Una buena salida para Serrano sería la vicecoordinación, como le hizo el mexiquense Juan Zepeda en la Cámara alta para acompañar a Mancera.
De concretarse esa decisión, sin duda será tomada por sus enemigos como una dura derrota para el extitular de Semovi, que siempre se vio conduciendo a la manada amarilla en San Lázaro; para eso trabajó.
Y sí, representaría un tropezón, aunque ante el nuevo panorama político que se conformará con el avasallamiento de los morenos en todo el espectro nacional, igual y tampoco estaría tan mal.
Para nadie es un secreto que junto con Mancera, Serrano es de los más odiados por los pejistas y, si asciende, de inmediato le pondrán la lupa a todo lo que diga o haga desde San Lázaro a nombre de su bancada.
Como líder de su grupo parlamentario tendría la obligación de hablar fuerte y levantar la voz contra el nuevo gobierno, lo cual le traería más problemas de los que ya tiene. Si se mantiene agachado le dirían que ya se doblegó y no contaría como oposición.
Perverso como es, en una de esas Serrano hasta planeó no ser elegido como coordinador parlamentario para no alimentar más el odio morenista en su contra, y por eso negoció para Mancera, en una transacción donde perdiendo, gana.
Porque se veía como líder de bancada en un panorama donde hubiera paridad de fuerzas en el Congreso y en los estados, pero ante la inesperada victoria absoluta de Morena igual y le conviene mejor bajar el perfil.
Hoy por la tarde se sabrá su destino.
CENTAVITOS… Por cierto, al ser presentado en la sede nacional del PRD como coordinador en el Senado, Mancera se negó rotundamente a opinar sobre las acusaciones de Marcelo Ebrard de que intentó destruirlo para que no le hiciera competencia por la candidatura a la Presidencia de la República. “Sin comentarios”, fue la cantaleta de don Miguel ante cada pregunta y de ahí no lo sacó nadie… Flaco favor le hizo López Obrador a Carmen Aristegui y a su equipo al declarar que luchará porque la periodista regrese a la radio. Con esa declaración ya le dio el beso del diablo, porque si de por sí decían que la Aristegui era pejista, esto la compromete a desmarcarse criticando —como lo hacía con los gobiernos del PAN y del PRI— ahora al de Morena, y eso quién sabe si lo haga ella o si lo aguante el tabasqueño. Fue un beso, el beso del diablo. Información Excelsior.com.mx