Los tres meses previos a que Julio César Chávez Jr.fuera detenido por posesión de armas en Estados Unidos fueron los más complicados que le tocó vivir, al grado de que pensó que podría “morir”.
Aferrado al consumo de pastillas para bajar de peso, su mente lo llevaba por pasajes oscuros que lo llevaban a atacar a personas cercanas, mientras que su salud se deterioraba al no poder dormir ni comer bien, creando así un inquietante lapso en el que pensó que lo peor podría ocurrir, aunque al final lo libró.
La depresión que olvidaba con ejercicio
Si bien en su momento ocultaba sus problemas con esa alegría que siempre lo ha caracterizado, Julio Jr. admitió que se encontraba en una etapa de depresión que no era tan evidente gracias al ejercicio que realizaba, pero que se encendía en su soledad, alejado de todo mundo, aunque hoy luce un cambio diametral.
“Estoy mejor que nunca, porque siempre había cosas escondidas ahí, y esta vez no, estoy impío, estoy bien y así me voy a mantener. Realmente hoy estoy en mejoría, no te los tiene que decir mi papá ni nadie. Yo no me daba cuenta. Ojalá me dure la oportunidad que quiero seguir así”, abundó.Consideró que esta vez sí será distinto, ya que en su recuperación no hay nadie de por medio más que él y el equipo con el que trabaja en sus terapias de rehabilitación.
“La Corte es importante. Aquí nadie habla con mi esposa, hablan conmigo. El nivel de recuperación es más alto que en México.”Nos aislamos, lo que hace una clínica es reintegrarte a la sociedad. Aislarte es como estar en una jaula. Aquí he estado yendo a las pláticas, tengo mis amistades, psicólogos. No es magia, tratan con la persona, no con el nombre y sí con lo que ha pasado”, analizó. Información Medio TIempo
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