La historia de Phoebe, una tierna perrita maltes de 14 años con cáncer terminal que vive en Inglaterra tocará tu corazón.
Su dueña le dio su última cena y recibió un ‘filet mignon’, lo cual fue pagado por el personal del restaurante al que acudieron. Este curioso hecho se volvió tendencia rápidamente en redes sociales de diferentes países.
Elaine Potter de 50 años es la dueña de la tierna mascota, y lucía bastante devastada cuando llevó a su terrier maltés de 14 años a lo que sería su última cena. Miles de usuarios en Facebook quedaron conmovidos y se compadecieron con la noble labor de la señora.
La desgarradora escena tuvo lugar en Inglaterra y se ha convertido en tendencia rápidamente en diversas redes sociales, sobre todo en países como México, España y Estados Unidos.
La mujer había decidido ponerle fin al sufrimiento de la tierna Phoebe, luego de haber luchado contra el cáncer durante 8 meses. “Tenía un bulto canceroso y tenía problemas para respirar cuando estaba acostada y dormía todo el tiempo. Sabía que era hora”, contó la cuidadora al portal swns.com, lo cual se volvió tendencia en Facebook.
Elaine sabía que no podía dejar que su cachorra siga sufriendo, pero para su despedida, decidió llevarla a disfrutar de una deliciosa cena. “Había pensado en un pollo rostizado, pero luego pensé ‘no, ella merece más’”, contó.
Es así que decidió llevarla a comer un filet mignon al Earl March, un lujoso restaurante en Chichester, West Sussex, y mientras Phoebe disfrutaba su cena final en una mesa frente al fuego, Elaine no paraba de llorar desconsoladamente.
Ella le contó al personal la terrible situación por la que pasaba su perrita y de manera cautivadora accedieron a servirle la comida sobre la mesa en un plato personalizado de plata. Ya había asistido a este restaurante y conocía la amabilidad del personal, así que no dudó en ir con su perrita.
Su gran sorpresa fue que, al pagar la cuenta, personal del establecimiento estaba tan conmovido con la historia de Phoebe que decidieron hacerse cargo de la cuenta ellos mismos, abrazando con ternura a la cachorra, que luego acudiría a descansar del dolor.
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Su dueña describió el camino hacia la veterinaria como ‘lamentable’, ya que emprendería el viaje más largo de su vida para que Phoebe se durmiera. “Puse mi rostro justo frente al de ella. Fui lo último que vio”. Elaine tiene otros nueve perros en casa, y cuenta que cuando todos fallezcan quiere ser enterrada al lado de ellos. “Cuando mis otros perros mueran, irán conmigo al ataúd”.
Además, en memoria de la pequeña Phoebe, Elaine y su hijo utilizaron las cenizas con tinta, que serán tatuadas en su espalda con la forma de su pata.
Con información de The Mirror y La República.