Las sociedades deben estar abiertas a la multiculturalidad y pasar a la interculturalidad, en donde grupos minoritarios sean integrados a la cultura prevaleciente, pero igualmente esas sociedades mayoritarias se integren a la cultura de las minorías en el marco del respeto a los derechos humanos de todos.
Sobre este y otros temas reflexionaron especialistas en la materia en la mesa panel “Interculturalidad y Derechos Humanos” organizada por el Poder Judicial del Estado, la Embajada Británica en México y la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) e integrada por el Magistrado Presidente de la Sala Colegiada Civil y Familiar del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Yucatán, Jorge Rivero Evia; el jefe de la sección de Derechos Humanos, Seguridad y Justicia de la Embajada Británica en México, Chris Wall y el Director de la Facultad de Derecho de la UADY Carlos Alberto Macedonio Hernández.
En su oportunidad Macedonio Hernández apuntó que la interculturalidad se refiere a un conjunto de principios morales y su relación con los derechos humanos y consideró que los derechos humanos concebidos como aquellos que se crearon a partir de la segunda guerra mundial, fueron creados con base en las culturas occidentales y dejaron fuera al derecho de los pueblos indígenas.
Por su parte, el magistrado Rivero Evia, autor entre otros del libro “Fundamentos de derecho intercultural”, recordó que la Constitución mexicana reconoce la interculturalidad como derecho humano, específicamente en el artículo 2o., sin embargo, parece que nos divide en lugar de integrarnos.
“La interculturalidad implica el auto reconocimiento de las diferencias, las similitudes de los diversos grupos que pueden encontrarse en una sociedad, en un mismo territorio y de hecho la interculturalidad que se vive en México podrá ser diversa a la que se vive en otros países, es el caso de las caravanas migrantes que pasan por nuestro país con rumbo a Estados Unidos.
Dijo que el rezago de las culturas indígenas de México “se ha combatido de forma opaca y apática, solo se ha visto como un tema de pobreza, pero es un tema de integración”, apuntó.
“Tenemos que ser empáticos y hasta utópicos y soñar con un mejor mundo posible en el que se comunican los vasos de los Derechos Humanos y la justicia. Aunque el día de hoy por diversos males sociales la visión del migrante ha cambiado, pero tenemos que salir de la caja y comenzar a tener aspiraciones utópicas, porque si nos conformamos con nuestra realidad puede ser que esta se imponga y tengamos un mundo que no merecemos”, expuso.
Por su parte, el jefe de la sección de Derechos Humanos, Seguridad y Justicia de la Embajada Británica en México, Chris Wall, consideró que la cultura, en su muy rica diversidad “posee gran valor tanto para el desarrollo como para la cohesión social y la paz”.
Resaltó que en el mundo globalizado de hoy el asunto de la interculturalidad se ha convertido en un punto importante en la agenda de la comunidad internacional.
El rápido desarrollo de los medios de comunicación y transporte ha hecho posible la existencia de sociedades multiculturales y de un sentimiento de cultura universal y a la vez parece aumentar la necesidad de resaltar las especificidades locales y las identidades culturales, agregó.
Indicó que muchos pueblos, comunidades, grupos e individuos están luchando por preservar y proteger su identidad cultural, a la que otorgan un gran valor porque la consideran una parte importante de su dignidad como seres humanos. Por lo tanto, existe una demanda cada vez mayor de promoción y protección de los derechos humanos en lo cultural.
En el Reino Unido tenemos muy presente la relación entre los derechos humanos y la cultura. Creemos que el respeto a los derechos culturales es indispensable porque la diversidad cultural es esencial para los humanos como lo es la biodiversidad para la naturaleza.