Por Ángel Verdugo
Una vez obtenida la victoria en la primera vuelta, y a la espera de los resultados de la segunda este 17 de diciembre, vale la pena hacer algunos comentarios en relación con lo leído sobre los resultados obtenidos por Piñera y Gillier, no tanto por lo que dicen, sino por lo que dejan ver de las posiciones políticas de los autores y de la posición ideológica del medio.
Lo primero que debe decirse —en relación con los resultados de la primera vuelta—, es que Sebastián Piñera derrotó al segundo lugar —Alejandro Guillier—, con un margen del 14 por ciento. La importancia de una ventaja así en primera vuelta representa, simple y sencillamente, una victoria aplastante; una paliza, diríamos en México.
La razón de esto es fácil de entender; en los sistemas donde hay dos vueltas, la primera es para el voto en consciencia, de ahí lo cerrado del resultado entre el primero y segundo lugar. En la segunda, estamos ante el voto de la conveniencia. En esta vuelta, al haber sólo dos candidatos si bien no son de descartar los resultados apretados, no son raras las victorias arrolladoras del 60-40, o más elevadas.
Un buen ejemplo sería, sin duda, las recientes elecciones presidenciales en Francia donde, en la primera vuelta, Emmanuel
Macron derrotó a la Sra. Marine Le Pen con poco más de dos puntos y en la segunda, la derrotó 66-34.
¿Qué explica entonces, que la casi totalidad de las notas afirme que Piñera ganó por escaso margen, y que su victoria en la segunda vuelta esté, afirman, en veremos?
El denominador común de esas afirmaciones es, seguramente, la posición política e ideológica de los autores de las notas y la de los medios que las publican. Para ellos, la derrota del candidato de la Sra. Bachelet
—Alejandro Guillier— representó un golpe que, aun cuando era esperado, no lo era por ese amplísimo margen. Asimismo, que
Piñera, empresario exitoso, multimillonario y según ellos, derechista irredento fuera el ganador por ese margen, era lo peor que podrían haber imaginado.
Dado que saben que lo que le espera a su candidato fallido es otra derrota –más clara y contundente que en la primera vuelta–, recurren a subestimar y menospreciar la victoria aplastante de Piñera. Se resisten a aceptar lo que dicen las cifras: el rechazo claro a un conjunto de políticas públicas de quien, respetable como mujer, es totalmente ignorante en materia económica.
Los avances de Chile en años pasados, aun cuando hubo retrocesos en algunas áreas en esta Presidencia de la Sra. Bachelet, fueron tan sólidos y aceptados por la mayoría de la población, que se espera una recuperación para el país bajo la conducción de Sebastián Piñera.
La decisión de los electores chilenos al optar por la sensatez y hacer a un lado la
demagogia y el populismo que marcó buena parte de la gobernación de la Sra. Bachelet, permite pronosticar un reforzamiento del cambio de rumbo que ya empezamos a ver en América Latina.
No tengo duda de que, el año próximo, aquí también rechazaremos la demagogia, la incapacidad en la gobernación y el populismo de López, y de uno que otro ingenuo que piensa, equivocadamente, que poseer una fortuna da para todo, incluso para ser comparsa de un desequilibrado. Lo bueno es que ante la realidad, ese encanto contra natura, durará poco. Información Excelsior.com.mx