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La industria del vestido es uno de los principales contaminantes y estas son algunas de las formas en que contribuye a la contaminación:
Contaminación del agua: La producción de textiles requiere mucha agua. Por ejemplo, se necesitan 2720 litros para producir una camiseta de algodón y 7500 para fabricar unos “jeans”. Además, esta agua puede estar contaminada con productos químicos, tintes y otros contaminantes que, cuando se vierte en ríos y arroyos, puede dañar la vida acuática y los ecosistemas.
Contaminación del aire: La fabricación de textiles y prendas de vestir genera una gran cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que puede provenir de la quema de combustibles fósiles para generar electricidad, del uso de productos químicos en el proceso de producción y del transporte de textiles. Esta contaminación genera problemas respiratorios, enfermedades cardíacas y cáncer. Según el Banco Mundial, la industria produce 1200 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) por año, que son más emisiones que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados.
Residuos: Cada año, alrededor del 85% de todos los textiles producidos se desechan y gran parte termina en tiraderos de basura, donde liberan metano, un gas de efecto invernadero que es más potente que el CO2.
Productos químicos tóxicos: Estos productos pueden contaminar el medio ambiente y dañar la salud humana. Por ejemplo, el uso de colorantes azoicos o arilaminas en la producción de algodón libera compuestos cancerígenos al aire y al agua y que pueden entrar en nuestro organismo por distintos medios y causar graves problemas de salud.
Hay una serie de cosas que se pueden hacer para reducir el impacto ambiental de la industria de la confección y la moda, entre estas están las siguientes: 1. Usar de materiales más sostenibles; 2. Producir prendas más duraderas que es menos probable que se desechen; 3. Que los consumidores compren ropa fabricada sin productos químicos nocivos, compren menos ropa y reciclen o donen su ropa vieja: 4. Usar productos químicos menos tóxicos.
Al tomar estos pasos, la industria de la moda puede reducir su impacto ambiental y ayudar a proteger el planeta.
Sin embargo, de acuerdo al Reporte Kearney CFX 2023, basado en una encuesta realizada por el Kearney Consumer Institute (KCI), una división de la empresa transnacional de consultoría Kearney, la mayoría de las personas no tienen consciencia sobre la sostenibilidad a la hora de comprar y desechar productos de vestir, no saben si “los materiales vírgenes son mejores o peores que los reciclados y entre el 30% y el 40% no saben que pueden devolver la ropa para reciclarla o no sabían cómo hacerlo.
Peor aún es el hecho de que de las 200 marcas de ropa analizadas por el KCI, pocas están haciendo gran cosa para reducir la contaminación que generan y concluyó “no debería haber excusas para que las marcas hagan tan poco”.
Para KCI, las 10 marcas que más están esforzándose para reducir la producción de contaminantes son, en orden descendente: Patagonia, Levi’s, The North Face, OVS, Gucci, Madewell, Coach, Esprit, Lululemon Athletica y Lindex.
Por todo lo anterior, la próxima vez que vayas a comprar una prenda de vestir piensa si realmente la necesitas.
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Información Radio Fórmula