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Por: Enrique Aranda
Por paradójico que ello pudiera parecer, lo cierto es que el objetivo central de quienes forman en las filas de la corriente tricolor identificada como Alianza Generacional, políticos de café según alguno de sus críticos por consigna, no parece ser otro que avanzar en la construcción de lo que, igual al interior del panismo que de otros instituciones partidistas, militantes y aspirantes a una candidatura en particular, la presidencial de cara al 2018, identifican como piso parejo.
En el último de sus comunicados, efectivamente, y luego de explicitar su (genuina) preocupación por el hecho de que el Revolucionario Institucional haya perdido algo más de 4 millones 700 mil votos, entre el 2012 y los pasados comicios de junio, quienes han cerrado filas con José Encarnación Alfaro, José Ramón Martel, Ivonne Ortega y más, muchos más, no hacen más que abogar por atender el (justo) reclamo de avanzar hacia la inminente XXII Asamblea Nacional, dejando de lado “los triunfalismos, la autocomplacencia y las decisiones autoritarias” que no hacen más que restarle competitividad al partido y sí, de cara a los próximos comicios, aceptar “que el procedimiento de postulación del candidato o candidata a la Presidencia… sea el de elección directa en la modalidad de consulta a militantes y simpatizantes”.
Ello sólo, más su explícita solicitud de “eliminar los requisitos de apoyo de sectores y organizaciones, de respaldos de la estructuras territorial y de los Consejos Políticos” (a quien aspire a inscribirse como precandidato en un proceso interno de postulación o en la elección de dirigentes) y, en su lugar, “establecer como único requisito el respaldo del 1% de militantes inscritos en el registro partidario”, abonan a garantizar condiciones mínimas de equidad en el supuesto de que, como se espera ocurra, el próximo cónclave de agosto remueve requisitos que, como una militancia mínima de 10 años o la experiencia en puestos de elección popular, por ejemplo, constituyen (hoy) obstáculos serios, prácticamente insalvables, para la (eventual) postulación de alguno(s) de quienes han sido identificados entre los (presuntos) favoritos de Los Pinos: Aurelio Nuño y José Antonio Meade, entre otros.
“No se puede abogar por eliminar candados con miras a abrir la puerta a los externos, mientras se mantienen restricciones, la más de ella absurda, para quienes por años han (hemos) militado” explicaría, no sin razón, alguno de quienes hoy pugnan por forzar una apertura que, en su opinión también, no haría más que “empujar al priismo hacia su modernización”.
El reclamo es público y, a la vista de lo ocurrido desde su irrupción, las respuestas no han sido del todo claras.
ASTERISCOS
* Reveladora del auge que, de no pocos años a la fecha, vienen teniendo los credos no católicos y las sectas en el país el que, de los poco más de 80 reconocimientos que Gobernación, la subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos de Roque Villanueva en particular, entregará este jueves a otras tantas asociaciones religiosas, el 75% sea para aquellas y sólo una veintena para instituciones católicas.
* Audaz, sin duda, la afirmación del cuestionado Graco Ramírez, de Morelos que, en un acto con perredistas miembros de Los Chuchos, afirmó que si el Partido Revolucionario Institucional y Morena rechazan crear un Frente Amplio de cara al 2018, es porque “quieren mantener el actual régimen político, autoritario y caduco”… Uno sí pero, ¿también López Obrador?
* Tras cuatro años de implementada la última reforma aprobada en materia de telecomunicaciones, el coordinador senatorial priista Emilio Gamboa, destacó que merced a la misma, 80% de los mexicanos contamos ahora con un teléfono celular, al menos y, merced a ello, nos beneficiamos de costos 43% menores a los vigentes en 2013.
Veámonos el miércoles, con otro asunto De Naturaleza Política.
Twitter: @EnriqueArandaP
Información Excelsior.com.mx