Por Ángel Verdugo
Una ventaja que tiene la reelección de los integrantes de congresos o parlamentos es, que a fuerza de permanecer ahí durante varios periodos y participar en alguna o algunas de las comisiones, acumulan experiencia en el tema específico de cada una de ellas, y conocimientos útiles a la hora de presentar alguna iniciativa, u opinar de alguna que presente otro legislador.
En países como el nuestro donde, hasta hace muy poco la reelección de los legisladores era algo impensable, se burlaba esa prohibición saltando cual chapulín de una Cámara a otra. El que era diputado luego sería senador, y a la inversa; sin embargo, por encima de estos saltos mortales, dado que el regreso a una de las Cámaras era resultado del favor partidario o la presión de algún gobernador o alto funcionario, la utilidad de especializarse y adquirir conocimientos en algún área específica no existía.
Esto último, común en toda América Latina, ha dado por resultado congresos integrados por políticos o aspirantes a serlo cuya característica que los describe casi a la perfección, es su total ignorancia en temas y problemas fundamentales del país.
Asimismo, para agravar lo anterior, casi todos ellos –los integrantes del Congreso–, aúnan a su ignorancia en temas y problemas específicos, el desconocimiento de las grandes transformaciones registradas en el mundo desde los años 50. Además, por si faltare algo, poseen y exhiben sin recato alguno una ideologización extrema, y un antinorteamericanismo enfermizo además de recurrir a la demagogia y posiciones populistas.
Con esos integrantes en los congresos en nuestros países, ¿cómo esperar entonces que el andamiaje jurídico de ellos esté actualizado, para responder adecuadamente a las nuevas condiciones impuestas por la globalidad?
Por otra parte, hay legisladores cuya ignorancia es de antología quienes, contra lo que podría pensarse, poseen una gran honradez intelectual que los lleva a aceptar aquel hecho con humildad, y no caen en el ridículo. Otros, por el contrario, lejos de reconocer que es mucho lo que ignoran, se aferran a la ideología y la demagogia para vender baratijas las cuales, además de exhibir la gran ignorancia del autor, no pueden ocultar sus verdaderas intenciones populistas.
Caso reciente de esto es el del diputado Benjamín Robles del PT quien, no obstante haber planteado lo mismo el 19/11/2014 y ser rechazada su iniciativa, hoy lo hace otra vez pensando que, dado el control de Morena en ambas cámaras, seguramente su desatino sería aprobado sin problemas.
Sin embargo, no contaba con que por más control que ostente Morena en el Congreso, hay ahí dos o tres que le entienden al asunto; eso parece haber dado por resultado que su iniciativa para reformar el Artículo 2 de la Ley del Banco de México —para incluir los párrafos que transcribo enseguida—, dada la tontería que es y el peligro que representaría para la estabilidad económica, prácticamente hubiera nacido muerta:
II.– Procurar las condiciones monetarias y crediticias con el fin de garantizar la generación del máximo empleo, la estabilización de precios, tasas de interés moderadas y el crecimiento económico.
III.– Proveer de los recursos de emisión primaria de dinero, en forma de crédito exclusivamente productivo, para los Proyectos Estratégicos del Plan Nacional de Desarrollo y otros que el Poder Ejecutivo establezca.
¿Qué más ocurrencias y desatinos veremos de legisladores como Robles, que todo lo ignoran? Información Excelsior.com.mx