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¿Por qué la remoción de Santiago Nieto?

Por Leo Zuckermann

Algo raro hay detrás de la remoción de Santiago Nieto como fiscal electoral. ¿Por qué el presidente Peña tomó esta decisión en vísperas de la elección presidencial de 2018?

Fue el procurador interino, Alberto Elías Beltrán, quien removió a Nieto. Supuestamente, el fiscal electoral había violado el código de conducta de la institución al haber revelado información sobre el caso de Emilio Lozoya y los presuntos sobornos que recibió de la empresa brasileña Odebrecht. No minimizo la gravedad de contravenir la secrecía de una investigación judicial pero, caray, esto es una práctica común en nuestro país que desgraciadamente no se castiga.

De hecho, este gobierno, el de Peña, ha filtrado todo tipo de informaciones de casos judiciales que deberían haberse mantenido en secreto. Incluso lo han hecho con mala leche, para ganar elecciones, como ocurrió este año cuando salió a la luz pública que la PGR estaba investigando a la familia de Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN a la gubernatura del Estado de México, por lavado de dinero. A la postre, la supuesta investigación resultó en nada. Pero el golpe fue fundamental para tirar las preferencias electorales a favor de Josefina quien, después de esta filtración, ya no pudo levantarse en la competencia mexiquense. Que yo sepa, no corrieron a nadie de la PGR por haber violado la secrecía de la supuesta indagación. Y este es un solo caso de muchos que han ocurrido este sexenio donde funcionarios de la procuraduría filtran información a los medios.

¿Por qué ahora sí castigaron a Nieto al dar una entrevista y revelar supuestas presiones de Lozoya para eximirlo por el caso Odebrecht?

Para empezar, yo no tengo duda de que, aunque formalmente la remoción la hizo el procurador, fue el presidente Peña quien tomó la decisión en última instancia. Francamente, no veo a un procurador interino determinando tan importante acción sin consultar o recibir la orden directamente de Los Pinos. La pregunta, insisto, es por qué.

Claramente, Peña consideró que era mejor correr a Nieto ahorita con todo los costos que esto puede acarrear. Ya lo estamos viendo. La oposición, junto con grupos de la sociedad civil, intelectuales, comentaristas y académicos, ha condenado la decisión en términos muy duros. Además, el Senado ya anunció su intención de revertir la remoción de Nieto, cosa que se ve difícil porque el PRI, junto con el Verde, casi tiene mayoría en la Cámara alta.

El tema es que Peña indiscutiblemente tendrá que pagar costos por haber destituido a Nieto. Pero, como mencioné, supongo que calcularon que estos serían menores que haberlo dejado en su puesto o despedirlo más adelante. ¿Por qué se convirtió el fiscal electoral en un riesgo para el gobierno de Peña?

No lo sabemos de cierto. Lo que sí conocemos es que Nieto estaba investigando un caso muy gordo que sí podía afectar directamente al Presidente y su partido. De acuerdo a exfuncionarios de alto nivel de la constructora Odebrecht, quienes testificaron a cambio de una reducción en sus penas, le habrían entregado más de diez millones de dólares a Emilio Lozoya. Los primeros cuatro millones cuando éste se desempeñaba como encargado de asuntos internacionales de la campaña presidencial de Peña. Según la fiscalía brasileña, existe la evidencia de que sí salió el dinero de Odebrecht a cuentas que les habría dado Lozoya en lugares como Liechtenstein. De acuerdo a los abogados defensores del exdirector general de Pemex, su cliente no retiró ni un solo centavo de este dinero. ¿Qué pasó, entonces, con esos recursos? ¿Siguen en esas cuentas o alguien los sacó? ¿Para qué se utilizaron? ¿Llegaron a la campaña de Peña?

Esas son las preguntas que supuestamente estaba investigando la PGR y, por los tiempos en que habrían llegado los primeros cuatro millones, por la Fiscalía Especial para Asuntos Electorales, cuyo titular era Santiago Nieto. No más porque lo han removido.

Hace unos días escribí que al PRI, el partido más rechazado por la ciudadanía, por increíble que pareciera, se le estaban alineando las estrellas para ser competitivos en la elección presidencial de 2018. Todo eso se podría ir a la basura en caso de que explotase un caso gordo de corrupción que salpique muy arriba. Eso sí que significaría la sepultura del tricolor. En varios países de América Latina, el Caribe y África han sido los sobornos que repartió Odebrecht a políticos en funciones o en campaña. ¿Será que, para evitar lo mismo en México, removieron a Santiago Nieto como fiscal electoral?

Twitter: @leozuckermann

Fuente Excesior

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