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Preservar la industria nacional para competir en el mundo

Por Tereso Medina Ramírez*

Sin duda la decisión de diversificar los mercados comerciales de México es una decisión positiva, dado el contexto global en que nos encontramos actualmente.

Las nuevas reglas del mercado global requieren de políticas públicas en materia de comercio exterior decididas y responsables, enfocadas en una estrategia comercial que fortalezca y apoye a la industria nacional instalada, en especial a la siderúrgica; industria tan afectada en los últimos años dada la competencia desleal del acero asiático.

La relevancia de la industria acerera en la economía nacional es clara, ya que representa el 2.2% del PIB nacional, 6.3% del industrial y 11.1% del PIB manufacturero, y es la columna vertebral de sectores estratégicos y de sus cadenas de valor.

Si bien la Secretaría de Economía ha ratificado por seis meses más la salvaguarda del 15% de arancel a las importaciones de productos siderúrgicos chinos, no es suficiente. El sector acerero demanda certeza permanente, políticas arancelarias que eliminen la incertidumbre que prevalece y que le permita competir con piso parejo.

Las salvaguardas son medidas que todas las economías de mercado han implementado para asegurar condiciones claras de competencia, para competir en condiciones justas, con empleos bien remunerados y un marco legal que permita la atracción de inversiones nacionales y extranjeras, así como el fortalecimiento de la cadena de valor.

Hasta ahora, la salvaguarda había generado impactos positivos: permitió que la producción acerera nacional creciera un 6.2%, redujo en un 50% la entrada de acero chino que se produce con costos desleales, y permitió que las autoridades fiscales recaudaran cerca de mil millones de pesos por conceptos de impuestos arancelarios. Sin embargo, no ha sido suficiente para una industria que produce casi la mitad de su capacidad instalada.

Lo más importante en ese momento fue la señal de México por respaldar a una de sus industrias más importantes. No es un tema menor si consideramos que ya somos el segundo productor de acero en América Latina y estamos dentro de los 15 mayores productores en el mundo.

De no ratificarse de manera permanente la salvaguarda, el impacto inmediato lo resentirán las 11 entidades que concentran la producción siderúrgica, lideradas por Coahuila, que representa el 29.1% de la producción nacional, seguido por Michoacán, con 18.4%, y Nuevo León, con 15.8%.

Un segundo y no menos preocupante impacto será en términos de empleos. Pues están en riesgo los más de 600 mil empleos que el sector genera de manera directa e indirecta.

Como industriales, y más como mexicanos, nos preocupa la entrada y producción de acero subsidiado por políticas proteccionistas de países exportadores que para sostener esos precios, sus trabajadores laboran en condiciones precarias y con bajos salarios y sin respeto a sus derechos humanos y laborales.

Nos preocupa más porque justo en esta coyuntura, México debe fortalecer su industria para poder competir en igualdad de condiciones con los países con quienes estamos reestrechando lazos comerciales, competir con una industria fuerte, productiva, y no con la señal que privilegiamos las importaciones de países que incumplen las reglas internacionales de comercio, a costa de nuestro propia competitividad.

México no quiere políticas proteccionistas, quiere piso parejo.

*Tereso Medina Ramírez es Senador de la República y Secretario General de la CTM en el estado de Coahuila Información Excelsior.com.mx

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