Por Jorge Fernández Menéndez
A, exactamente, dos largos meses para que asuma el poder el presidente López Obrador, nuevamente el proceso electoral de Puebla entra en una etapa decisiva luego de la conclusión del conteo, voto por voto, casilla por casilla, que decretó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. La candidata del Frente, Martha Erika Alonso, esposa del exgobernador Rafael Moreno Valle, tiene ya en sus manos la constancia de mayoría luego de ganar la elección por poco más de cuatro puntos de diferencia respecto al candidato de Morena, Miguel Barbosa.
El exsenador y Morena son los que habían pedido originalmente el voto por voto, pero luego decidieron utilizar ese recuento para, dicen, pedir la anulación de la elección. El recuento concluyó y si bien los resultados del mismo no son aún oficiales, los porcentajes y número de votos se mantuvieron favorables a la candidata Martha Erika. Los argumentos de que los paquetes habían sido abiertos o manipulados no se sostienen y ahora el TEPJF ya envió al tribunal poblano las inconformidades que surgieron del recuento para que tome una decisión antes de la fecha de toma de posesión de Alonso. Morena insiste en la anulación de la elección, pero sólo la de gobernador, en la única que considera que hubo irregularidades, no la de diputados, ni la de senadores ni la de Presidente de la República, a pesar de que se votaron el mismo día, en el mismo momento, con las mismas casillas y con las mismas autoridades electorales. Quizás porque en esas elecciones ganó Morena y en la de gobernador, no.
Ahí está la trampa, dicen en Morena: no es concebible que hayan ganado López Obrador y Morena en las elecciones federales y que en las de gobernador haya perdido el partido mayoritario. Pero así ha ocurrido en buena parte del país. Los votos de López Obrador fueron mucho mayores que los de los partidos, incluso el suyo.
Decíamos a fines de julio en este mismo espacio que el primero de julio no sólo se dio el fenómeno López Obrador. La ola electoral que permitió semejante triunfo del tabasqueño tuvo otro componente: muchos priistas y sobre todo panistas no votaron por sus candidatos. En el caso de Anaya eso fue notable. En la Ciudad de México, el Frente le dio a Alejandra Barrales casi un millón 700 mil votos, pero Anaya apenas recibió un millón 300, o sea que 400 mil personas que apoyaron el Frente no apoyaron a Anaya. Incluso en Guanajuato, el candidato Sinhué Rodríguez, que ganó la elección, tuvo más votos que su candidato presidencial: Sinhué obtuvo casi un millón 100 mil votos, Anaya apenas superó los 800 mil. En Yucatán, donde también ganó la gubernatura el PAN, su candidato Mauricio Vila Dosal tuvo 286 mil votos, Anaya 226 mil, una diferencia también de doce puntos entre ambos.
En Jalisco el Frente fue dividido, pero sus partidos, sumados, sacaron un millón 400 mil votos, Anaya apenas 970 mil. En Tabasco igual: al candidato a gobernador del Frente le dieron 190 mil votos, a Anaya apenas 74 mil. Veracruz fue una doble debacle, para el PAN y el gobierno de Miguel Ángel Yunes, pero, particularmente para Anaya. Yunes Márquez consiguió un millón 285 mil votos para gobernador, pero Anaya, para presidente, apenas obtuvo 900 mil, casi 400 mil menos, que se fueron completos, a López Obrador.
En el caso de Puebla no fue diferente. Martha Erika Alonso, que ganó la elección por el PAN, obtuvo un millón 150 mil votos, Anaya apenas 505
mil. La lectura también puede darse desde otro ángulo. En Puebla, ganó Alonso con poco más del 38 por ciento de los votos, aunque López Obrador obtuvo el 57 por ciento, de la misma forma que en Yucatán ganó el panista Vila Dosal, aunque López Obrador obtuvo para presidente cien mil votos más que el candidato panista a gobernador. En Jalisco, Enrique Alfaro obtuvo la gubernatura teniendo menos votos que López Obrador para presidente. Y eso se repitió incluso en los estados en donde ganó Morena: en todos, el candidato presidencial tuvo más votos que los candidatos a gobernadores.
En una reciente encuesta de la empresa Spin que encabeza Luis Estrada, hay algunos resultados reveladores. Más allá de por quién se votó, se le pide a la gente que diga por qué partido simpatiza más: el 39 por ciento simpatiza con Morena, el 1 por ciento con el PT, el PES prácticamente no figura. López Obrador tuvo 53 por ciento de votos. Cuando se le pregunta a la gente que votó por López Obrador cómo se identifica a sí misma, el 51 por ciento dice ser de izquierda, el 20 por ciento de centro, el 22 por ciento se dice de derecha y un 7 por ciento no sabe cómo identificarse.
Eso es lo que explica la amplitud del voto de López Obrador y la diferencia de ese voto con otras candidaturas del primero de julio; incluyendo la de Puebla y las de Morena. Es hora de que Morena reconozca uno de los pocos resultados que no le fueron favorables.
MEDIOS
Bienvenida nuevamente a la radio Carmen Aristegui que estará ahora en Radio Centro. Mucho éxito a nuestro amigo Rubén Cortés con el nuevo periódico ContraRéplica. Información Excelsior.com.mx