Por: Enrique Aranda
A contrapelo de lo que pudiera pensarse tras la agresiva campaña mediática de desprestigio orquestada en su contra por el gobierno de Graco Ramírez Garrido Abreu y (sus obsequiosos) aliados en los poderes Legislativo y Judicial locales, el aguerrido obispo Ramón Castro Castro saldrá, ahora sí que (prácticamente) sin golpe ni demérito, de su más reciente enfrentamiento con aquellos, en demanda de seguridad y justicia, gobernabilidad, desarrollo y, sobre todo, un entorno de paz en la entidad.
Ello, en virtud no sólo de que el titular de la diócesis de Cuernavaca parece haber superado ya cuanta imputación le hicieran sus opositores en el ámbito político, tras el encuentro que sostuvo con actores contrarios al mandatario estatal sino, esencialmente, por la decisión asumida ya por autoridades federales, de la Secretaría de Gobernación en concreto, y la Iglesia en cuanto tal, de no emprender acción (sancionatoria) alguna en su contra.
Y esto, porque si bien el gobierno de Morelos realizó una amplísima difusión de la misiva que, suscrita por los tres poderes —la diputada Beatriz Vicera Alatriste, en cuanto que presidenta del Congreso y la magistrada Verónica Cuevas López del Tribunal Superior de Justicia. Más Graco —claro— enviaron al secretario Miguel Ángel Osorio Chong de Gobernación y al representante papal Franco Coppola, denunciando la supuestamente ilegal conducta de Castro Castro, lo cierto es que ni en su reunión con el hidalguense en el emblemático Palacio de Cobián ni en su publicitado encuentro en la Nunciatura Apostólica, ninguno de los que firman solicitó emprender acción (legal y/o pastoral) correctiva alguna contra el prelado.
Si en contraste, a decir de fuentes extraoficiales, las referidas reuniones fueron utilizadas a manera de espacio idóneo para solicitar una intermediación “calificada” tanto en el ámbito político como eclesial para, por la vía del diálogo y el acuerdo, tratar de desvincular —“de manera pública al menos…”— al obispo del grupo de políticos y dirigentes sociales —el (políticamente) irrelevante exfutbolista en funciones de alcalde Cuauhtémoc Blanco, el rector de la Universidad Autónoma de Morelos, Jesús Alejandro Vera, diputados federales y locales, y senadores de PRI, PAN y Morena, entre otros— que vertebra hoy la oposición, el frente ciudadano contra el mandatario estatal y su administración.
No deberá pasar mucho tiempo, vale decir, para comprobar si, efectivamente, la gestión emprendida por el gobernador y los suyos rindió el fruto esperado pues, de no modificarse la fecha convenida, Castro Castro (¿y aliados políticos y sociales?) volverá, el sábado 6 de mayo, a encabezar una más de las marchas-peregrinaciones que, al frente de miles de morelenses, ha venido realizando en demanda de cese de la inseguridad y violencia, y el retorno de la paz a la entidad.
Mientras, habría que decir, el prelado sumó un punto (más) a su cuenta…
ASTERISCOS
* Ahora sí que limitada, a diferencia de otras ocasiones, la presencia de políticos en la celebración litúrgica y posterior recepción que, para celebrar el cuarto aniversario de la elección del papa Francisco, ofreció ayer en la Nunciatura su titular, Franco Coppola. Sólo un subsecretario, el de Población, Migración y Asuntos Religiosos, Humberto Roque Villanueva, y dos gobernadores: los de Hidalgo y Tlaxcala, Omar Fayad Meneses y Marco Antonio Mena.
* En línea con la que parece ser la nueva propuesta priista, el nuevo secretario general del sector popular, Arturo Zamora Jiménez, anunció que de cara a la selección de candidatos a cargos de elección, la CNOP integrará un órgano auditor que prevea y castigue la corrupción de cualquiera de sus cuadros que, “traicionando a la ciudadanía”, incurra en tal ilícito.
Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP
Información Excelsior.com.mx