Por Pascal Beltrán del Rio
Ha sido tan avasallador el movimiento que llevó a Andrés Manuel López Obrador a convertirse en el presidente electo de México, que políticos de todos los rumbos ideológicos no han podido resistirse a la fuerza de atracción que ejerce.
Entrar en la órbita del tabasqueño tiene el extraño efecto de blanquear la imagen pública de los nuevos adeptos. No parece haber pecado suficientemente grande que no quede olvidado una vez que alguien rinde pleitesía al próximo Ejecutivo.
Hay que creer fanáticamente en las casualidades para pensar que Roberto Madrazo Pintado no tomó en cuenta las propiedades milagrosas del acercamiento al pejismo cuando se decidió dar una entrevista al programa de noticias Telereportaje.
Luego de 12 años en los que prácticamente desapareció de la escena pública, Madrazo dice recordar supuestos hechos de la contienda por la Presidencia de la República en 2006 –cuando participó como contrincante de López Obrador y Felipe Calderón–, como que sus actas de casilla daban cuenta de que el ganador de la elección había sido su paisano y no Calderón.
Durante la entrevista con el periodista Emmanuel Sibilla Oropesa, Madrazo acusó a Calderón de haberlo exhibido como un competidor tramposo en la Maratón de Berlín 2007, en venganza por negarse a reconocer su triunfo en los comicios de 2006.
El expresidente del PRI dijo que no lo hizo porque en sus propias actas de casilla –distintas de las del tricolor–, López Obrador tenía ventaja sobre Calderón. Cuando Sibilla cuestionó a Madrazo sobre por qué en su momento no lo dijo públicamente, se justificó afirmando que no había querido “dinamitar la vida democrática del país”.
Vale la pena precisar que, durante la charla, Madrazo pasó directamente de la respuesta a la pregunta sobre por qué había tomado un atajo entre los kilómetros 23 y 37 de la carrera –él niega que haya hecho trampa– a la polémica sobre los resultados de la elección presidencial.
Como bien apuntó Sibilla y reconoció su entrevistado, era la primera vez que Madrazo hacía tal afirmación sobre un hecho que fue tan controvertido y que generó un plantón de 47 días en el corredor Reforma-Juárez-Zócalo.
Es decir, han pasado más de diez años desde que Madrazo fue señalado como tramposo por su participación en Berlín –algo que, él mismo admite, causó daño a su prestigio–, pero hasta ahora sale a relatar cómo Calderón lo mandó seguir con una cámara, “¡entre 46 mil corredores!”, en represalia por no haber avalado su triunfo en 2006.
¿Qué pudo haber propiciado semejante exhibición de memoria repentina? ¿Tendrá acaso que ver con la inminente llegada de su paisano y némesis a la Presidencia de la República?
Si fuera así, no sería raro. Ya muchos se han tragado sus palabras respecto de López Obrador y han decidido inclinarse ante el “cambio verdadero”.
En febrero pasado, el periódico Regeneración, órgano de comunicación del partido Morena, publicó una nota en la que reseñó una comida que un grupo de empresarios ofreció a López Obrador en Villahermosa. De acuerdo con la información, los anfitriones “tributaron elogios, reconocimiento y admiración” a su paisano. Lo interesante es que el medio destacó que se trataba de “poderosos hombres de negocios”, que, “en su gran mayoría, apoyaron financieramente la campaña priista de Roberto Madrazo en 1994”, año en que éste alcanzó la gubernatura del estado en “un fraudulento proceso” en el que también compitió como candidato López Obrador.
El resultado oficial de esos comicios –que dieron el triunfo a Madrazo con 56% de los votos– dio lugar a un movimiento de protesta que terminó de catapultar a López Obrador como figura nacional. Madrazo asumió la gubernatura el 31 de diciembre de ese año. En abril, López Obrador emprendió la llamada Caravana por la Democracia, una movilización a pie hacia la Ciudad de México.
Semanas después, en el Zócalo, mostró a los medios cajas con copias de cheques que la candidatura de Madrazo recibió como apoyos, que sumaban, según sus cuentas, 241 millones de pesos, que, al tipo de cambio de entonces, equivalían a unos 80 millones de dólares.
En ese contexto se da ahora la “revelación” de Madrazo, que se ofrece como testigo de que López Obrador ganó la polémica elección de 2006.
Hace unos días, el hoy Presidente electo mostró que aún no supera ese episodio, pues atribuyó al “fraude” ocurrido ese año el hecho de que México se encuentre sumido en la violencia.
Madrazo quizá busca subirse tardíamente al carro de la victoria. Si lo logra, ahí se encontrará con su vieja conocida Elba Esther Gordillo, autora de un recordado lema de 2005: “¿Tú le crees a Madrazo?”.Información Excelsior.com.mx