Por Yuriria Sierra
Después de años de deuda y de lucha, finalmente se abre el camino para el reconocimiento de derechos de las trabajadoras del hogar. Ayer, lo comenté brevemente en este espacio; hoy nos permitimos otra reflexión porque vale la pena tomar y no soltar el tema hasta lograr que mejoren las condiciones laborales de al menos 2.3 millones de mujeres en nuestro país. La resolución de la Corte, la que declara inconstitucional que los empleadores no estén obligados a dar seguridad social a quienes realizan actividades domésticas, es el paso uno —sí, apenas el primero— para el desarrollo de un diagrama donde se engloben derechos que, aun siendo básicos, han estado ausentes en una dinámica de trabajo que poco ha hecho por ellas, aunque ellas hagan mucho dentro de ésta, pues su labor ha sido históricamente utilizada para anidar esa discriminación que surge ante el cruce de equivocadas ideas de raza y clase.
Gracias a lo resuelto por la Suprema Corte podemos pasar al siguiente nivel. Organizaciones como ONU Mujeres, el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, entre otras, tienen listo un decálogo donde se anotan las necesidades, o más bien derechos, con los que deben contar las trabajadoras del hogar, además del ya ratificado por los ministros: la seguridad social. Un contrato firmado, por decir lo menos, pero también jornadas de no más de 8 horas, 15 días de aguinaldo, vacaciones (así sea un empleo de entrada por salida) un lugar digno donde dormir si se es de planta; incluyen, además, pago de horas extras y la oportunidad, muy importante, de permitir capacitación en áreas de interés. Es lo mínimo para contribuir con la construcción de un camino al progreso, pero también a la erradicación de ese fantasma —irónicamente tan vivo— que se aferra en la psique del mexicano desde hace décadas, sino es que siglos enteros.
“Ha habido transformaciones externas, pero en cuestión de estructura, todo sigue siendo lo mismo, la raíz de todo esto, es la disparidad, en donde ahora vivimos una época con una violencia muy cruenta, pero en México siempre ha existido la peor forma de violencia que es la pobreza y en ésta hay esa relación perversa, entre lo que hablábamos, esta relación perversa, entre raza y clase, y donde a partir del color de tu piel, también ya estás determinado un poco socialmente…”, me dijo Alfonso Cuarón hace unos meses, cuando tuve oportunidad de hablar con él previo al estreno de Roma. El momento coincidió con la votación del Convenio 189 sobre trabajadoras y trabajadores domésticos, mismo que México no respaldó. Por eso, lo resuelto en la Corte es un gran paso.
“Toda una clase media o una gran parte de clase media, clases altas, dependen de trabajadores domésticos y sin embargo el trato que se le da a los trabajadores domésticos es realmente injusto. A los mexicanos nos gusta decir que México no es un país racista, que es clasista. Te aclaran, como si eso fuera mejor y no es cierto, México es bien clasista y bien racista (…) Y al mexicano le cuesta mucho trabajo aceptar eso, entonces creo que es un momento en el que debemos empezar realmente examinarnos porque si queremos una verdadera transformación, todo empieza con la autorreflexión (…) Como el problema migratorio, apuntamos mucho el dedo hacia las injusticias y lo que el gobierno de los Estados Unidos está haciendo con los migrantes, pero no estamos apuntado el dedo con la misma intensidad de cómo México trata a los migrantes cruzando hacia nuestras fronteras…”, me agregó en aquel entonces.
El IMSS mostró su disposición para acatar lo resuelto por la Corte. La CNDH reconoció el trabajo de los ministros. ¿Qué sigue ahora? La resolución de la SCJN establece que en el primer trimestre de 2019, el Seguro Social debe implementar un programa piloto, una vez que entre en operación, se tendrán 18 meses para que llegue al Congreso una iniciativa con adecuaciones legales necesarias que dé forma al nuevo régimen de seguridad social para trabajadoras del hogar. Si todo sale en tiempo y forma, para 2021 tendríamos debidamente ordenado este esquema con cobertura para todas las empleadas del país. Por eso, lo del jueves es un gran paso, con Cuarón y Roma como maravillosa resonancia para hacer conciencia sobre un pendiente que por tanto nos hemos negado a ver. Información Excelsior.com.mx