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¿Ya está listo para atrasar su reloj? No una hora por el cambio de horario sino por lo menos 50 años en caso de aprobarse la Reforma Electoral propuesta por Andrés Manuel López Obrador.
A los mexicanos nos ha costado varias generaciones y mucho dinero tener un Instituto Nacional Electoral garante de la democracia donde la alternancia es una realidad incuestionable.
Tras esas cinco décadas y ocho reformas, la oposición ha logrado arrebatar el control de las elecciones al gobierno, oposición a la cual perteneció Andrés Manuel López Obrador y desde donde impulsó su carrera para ganar la presidencia de la República.
Sin embargo, más allá del cambio de nombre e incluso más allá de la reducción de consejeros ciudadanos del INE, lo importante de la propuesta de una nueva reforma electoral es en el riesgo para la democracia.
Permítame solo un ejemplo: de aprobarse, la reducción de diputados y senadores plurinominales las fuerzas políticas minoritarias quedarían prácticamente sin voz; se abriría la puerta trasera para que reviva el partido hegemónico, con recursos ilimitados del Estado para logar abrumadoras mayorías legislativas, sometidas irremediablemente a la voluntad presidencial, al poder total del presidente monarca, con un séquito de súbditos elegidos a modo.
Justo lo que ocurría en los tiempos del PRI hegemónico, que no dejaba pasar ni el aire.
¿Merecemos una reforma electoral de tal calibre?; ¿Una reforma “saltapatrás”, rebosante de agravios impropios de la historia?
Información Radio Fórmula