Por Eduardo Ruiz-Healy
Desde 1979, salvo la de 1991, las elecciones intermedias realizadas en México siempre le redujeron el número de diputados federales al partido que tenía en sus manos la Presidencia de la República.
Así varió el porcentaje de diputados del partido en el poder después de las votaciones en las intermedias, desde la de 1979 hasta la de 2015.
· 1979: Bajó del 82.3% al 74.0% la bancada del PRI (296 de 400 diputados).
· 1985: Bajó del 74.8% al 72.3% la bancada del PRI (289 de 400).
· 1991: Subió del 52.4% al 64.0% la bancada del PRI (320 de 500 diputados).
· 1997: Bajó del 60.0% al 47.8% la bancada del PRI (239 de 500).
· 2003: Bajó del 41.0% al 29.4% la bancada del PAN (147 de 500).
· 2009: Bajó del 41.2% al 28.6% la bancada del PAN (143 de 500).
· 2015: Bajó del 42.4% al 40.6% la bancada del PRI (203 de 500)
En puntos porcentuales, los cambios en el número de diputaciones para el partido en el poder fueron:
1979: -8.3; 1985: -2.5; 1991: +11.6; 1997: -12.2; 2003: -11.6; 2009: -12.6; 2015: -1.8.
Así, tenemos que los presidentes más castigados por los votantes en las elecciones intermedias de sus respectivos sexenios fueron: Felipe Calderón (-12.6), Ernesto Zedillo (-12.2), Vicente Fox (-11.6) y José López Portillo (-8.3).
Curiosamente, pese a la crisis económica que fue crónica en su sexenio, Miguel de la Madrid solo vio reducida su bancada priista por 2.5 puntos porcentuales (un diputado menos) y, pese a la corrupción que caracterizó a su gobierno, Enrique Peña Nieto solo sufrió una reducción de 1.8 puntos (nueve diputados menos).
Y Carlos Salinas, quien para el actual presidente de la República es el gran satán del neoliberalismo, no solo no perdió diputados, sino que los incrementó de 262 a 300 en las intermedias de 1991.
Todo lo anterior viene a consideración porque, a menos que repita la hazaña de su archienemigo priista, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador podría perder diputaciones el próximo domingo, cuando millones de mexicanos votemos por quienes integrarán la siguiente Cámara de Diputados.
En la elección de 2018, MORENA ganó 191 diputaciones, el 38.2% de las 500. Después del proceso electoral, los candidatos ganadores de otros partidos decidieron que podrían servir mejor a la patria abandonando a dichos partidos para sumarse al de AMLO. El chapulineo observado desde el 1 de julio de ese año hasta la fecha, incrementó a 254 el número de diputados morenistas, el 50.8% del total.
Para lograr la mayoría calificada que le ha permitido modificar la Constitución, los morenistas han sumado los votos de 79 legisladores: del PES (20), PT (48) y PVEM (11). Así alcanzaron los 333 o 66.7% del total (algunos constitucionalistas dicen que 334).
Para mantener su mayoría calificada, AMLO no puede perder a más de cinco de los legisladores que hoy votan a favor de sus iniciativas sin cambiarle ni una coma, pero pese a su alto nivel de aprobación (60% en promedio), la mayoría de las personas reprueba la manera en que ha enfrentado a la pandemia, la inseguridad y la crisis económica.
Bastará que MORENA y sus aliados pierdan esas cinco diputaciones para que queden en 328 o el 65.6% del total.
Si la historia nos dice algo, es que AMLO se quedará sin su 66%, a menos que repita lo que logró Salinas hace 30 años.
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