GINEBRA.
La represión sistemática y generalizada a la que el Ejército birmano ha sometido a la minoría musulmana rohinyá tiene todas las características de un genocidio, según denunció hoy el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein.
Teniendo en cuenta la sistemática discriminación, las políticas de segregación y los patrones de violaciones y abusos (…), dado todo esto, ¿puede alguien descartar que los elementos del genocidio están presentes?”, afirmó Zeid.
Hay indicaciones creíbles que esta campaña de violencia se ha llevado a cabo contra las rohinyás precisamente porque eran rohinyás, en una base étnica y religiosa, y posiblemente en base a ambos”, agregó.
El alto comisionado fue el primer orador de una sesión especial que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU organizó hoy para analizar la situación de la minoría rohinyá, una comunidad musulmana que reside desde hace siglos en el norte de Birmania (Myanmar) pero que no es reconocida como ciudadanos por las autoridades del país, por lo que la mayoría son apátridas.
A mediados de agosto, el Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA) atacó puestos de las fuerzas de seguridad birmanas y estos atentados desataron una devastadora represión del Ejército y la policía que obligó a huir 626 mil personas del estado de Rakhine hacia el vecino Bangladesh.
Zeid recordó que si esta reciente represión ha sido brutal, solo es un ejemplo más de la discriminación a la que la comunidad ha sido sometida durante décadas.
Los rohinyás han sufrido una progresiva intensificación de la discriminación durante los últimos 55 años, y mucho más en los últimos cinco que en los cincuenta anteriores”, dijo.
Anunció que la incitación al odio y a la violencia contra la comunidad es generalizada, y “no ha habido ninguna reacción por parte de las autoridades para evitarlo”.
Recordó que los miembros de la comunidad no tienen documentos de identidad, no pueden votar, no pueden crear partidos políticos, no pueden acceder a la universidad y, mucho más grave, no tienen acceso a tratamiento médico, por lo que el porcentaje de mortalidad materna e infantil es altísimo.
Zeid denunció, además, que como las autoridades birmanas no permiten a la ONU acceder al estado de Rakhine, no se sabe cuál es la situación actual, pero indicó que el éxodo prosigue, dado que sólo desde el pasado 26 de noviembre se han registrado mil 622 nuevos refugiados ronhinyás en Bangladesh.
Un trayecto que se ha convertido aún más peligroso de lo que siempre fue a causa de que se cuenta con información de que el Ejército ha plantado minas antipersonales en la frontera entre Birmania y Bangladesh “posiblemente para evitar que los refugiados vuelvan a Birmania”.
Precisamente, Zeid advirtió que no se pueden organizar retornos a Birmania desde Bangladesh mientras no cambien las condiciones de represión y discriminación sistemática al que la comunidad es sometida.
El alto comisionado pidió al Consejo que recomiende a la Asamblea General de la ONU establecer una nueva comisión de investigación que complemente los esfuerzos de la Misión Especial de Investigación establecida por el primer ente.
‘INDIVIDUOS EXTREMISTAS’
El embajador de Birmania (Myanmar) ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Htin Lynn, dijo hoy que la represión contra la comunidad rohinyá se debe a las acciones de “individuos extremistas”.
Tras escuchar al alto comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra’ad Al Hussein, que definió lo sucedido como “un genocidio”, y a otros altos responsables de Naciones Unidas, el representante del Gobierno birmano desechó de pleno todas las alegaciones.
Dijo que la política de discriminación y represión descrita durante la sesión no era fruto de las acciones del Gobierno, sino de “las acciones de individuos extremistas”.
Se limitó a agregar que el Gobierno está “tomando medidas contra ellos”.
Lynn se dirigió específicamente a Zeid y dijo que no aceptaba las alegaciones de éste de que “los rohinyás sean tratados como animales y que se les haya deshumanizado. Esta no es la visión del Gobierno”.
El máximo responsable de derechos humanos de la ONU había advertido en su discurso de que si “continuaban deshumanizando a los rohinyás, las autoridades solo exacerbarán los niveles de violencia en el futuro”.
El representante birmano también quiso contestar a la representante del secretario general de la ONU sobre violencia sexual en contexto de conflicto, Pramila Patten, quien denunció horrendas historias de violaciones múltiples y públicas sufridas por las mujeres y las niñas birmanas.
El embajador dijo que no se debían asumir como verdad “las alegaciones de las refugiadas, dado que dicen lo que los entrevistadores quieren oír”.
No se pueden dar como ciertas esas alegaciones si no hay pruebas que las respalden”, aseguró el embajador.
Lynn dijo que el Gobierno birmano estaba comprometido en buscar soluciones duraderas para los rohinyás, “incluyendo el alivio de la pobreza, la garantía de los derechos básicos y la promoción de la verdad, la armonía y la reconciliación”.
Finalmente, sostuvo que el Gobierno birmano está comprometido en la repatriación de los rohinyás que sobreviven como refugiados en Bangladesh, en base al acuerdo bilateral logrado con este país. Información Excelsior.com.mx