Por Pascal Beltrán del Rio
Fueron cuatro los primeros diputados federales de oposición en la era posrevolucionaria.
Miguel Ramírez Munguía, Antonio L. Rodríguez, Juan Gutiérrez Lascuráin y Aquiles Elorduy, del Partido Acción Nacional, ganaron sus curules en la elección del 7 de julio de 1946.
Compitieron por mayoría, en sus respectivos distritos, pues en ese tiempo el Congreso no tenía legisladores de representación proporcional, en una elección que incluso la prensa oficialista de la época no dudó en calificar de “escandaloso fraude”.
Fueron cuatro diputados de oposición en la XL Legislatura en una Cámara que entonces se componía de 147 miembros. Y, pese a representar sólo 2.7% del total, esos cuatro legisladores se encargaron de presentar 21 iniciativas de ley que, aunque entonces fueron rechazadas, con el tiempo se materializarían.
Entre ellas estuvieron las que proponían la autonomía del Banco de México, el voto de las mujeres y el padrón y el tribunal electorales.
Y así como la historia recordará a esos cuatro diputados que no tuvieron temor a enfrentarse a la aplanadora del PRI —el partido de Estado de entonces—, seguramente no destinará siquiera una nota de pie de página a la ausencia de los diputados del PAN en la sesión del jueves y viernes pasados, en la que se aprobó el Presupuesto de Egresos de 2020.
El coordinador de la bancada, Juan Carlos Romero Hicks, anunció que el PAN no asistiría a la sesión —que se realizaría en una sede alterna, por el bloqueo del Palacio Legislativo— para “no ser comparsas de Morena al aprobar un Presupuesto que no atiende las necesidades de las mexicanas y mexicanos”. Y agregó: “No vamos a aprobar un Presupuesto 2020 en lo oscurito y a escondidas de los ciudadanos”.
A su vez, el jefe nacional panista, Marko Cortés Mendoza, afirmó que en Acción Nacional “apoyaremos totalmente a nuestros diputados en las acciones que emprendan durante la discusión y aprobación del presupuesto 2020, ya que no se atienden las principales demandas ciudadanas”.
En el futuro, cuando se recupere la discusión de aquella sesión nocturna celebrada en la Expo Santa Fe, sí se encontrarán las posturas de varios legisladores de oposición en contra del dictamen de Presupuesto, pero no las del PAN.
Los legisladores panistas tuvieron temor de ser aplastados por la aplanadora de Morena. Sólo así se puede entender su ausencia. Justificar la misma es simplemente ridículo. Esos diputados representan a ciudadanos que, así, no pudieron hacer oír su voz, e incumplieron su deber de funcionar como equilibrio.
El líder de la mayoría, Mario Delgado, sostuvo que el PAN no iba a la sesión porque no se iban a discutir “moches”. Por su ausencia, la respuesta panista no quedará en el Diario de los Debates. En cambio, sí estará la del diputado Antonio Ortega, del PRD, quien conminó a la bancada mayoritaria a tranquilizarse y ser respetuosos, “porque aquí no están en una asamblea de Morena”.
Pero más que responder a insultos, el PAN perdió la oportunidad de mostrar, desde tribuna, que aquellos moches han sido reemplazados por la opacidad con la que funcionan los programas sociales aprobados dentro del Presupuesto de Egresos. Son 400 mil millones de pesos manejados a contentillo.
Setenta y dos años atrás, en la sesión del 17 de noviembre de 1947, el diputado Juan Gutiérrez Lascuráin, al defender una iniciativa de su pequeño grupo parlamentario para modificar la Ley Orgánica del Presupuesto de Egresos de la Federación, exhibió, con gran talante de oratoria, la opacidad con la que se ejercía el gasto público.
Recomiendo a los actuales panistas que busquen esa intervención en tribuna. La encuentran en los archivos de la Fundación Estrada Iturbide. Si no son cínicos, se les caerá la cara de vergüenza por el pobre servicio que la semana pasada dieron a sus representados. Eso que hicieron no es digno de un partido de oposición.Información Excelsior.com.mx