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Por Adrián Rueda
Claudia Sheinbaum oficializará hoy cambios en su gabinete, lo que será la primera sacudida luego del regaño presidencial por la derrota electoral en la Ciudad de México.
La jefa de Gobierno tendrá que alinear sus acciones conforme a la agenda que le sea diseñada desde Palacio Nacional, pues el Presidente decidió hacerse cargo personalmente de la reconquista de la capital.
Andrés Manuel López Obrador cree que se descuidaron los programas sociales en la ciudad, por lo que la semana pasada designó a Estefany Correa, integrante de su Ayudantía, delegada de programas para el Bienestar en la capital, en lugar de Cristina Cruz.
No se sabe si fue por castigo o porque lo enviaron a una nueva misión, pero Gabriel García Hernández, excoordinador de los superdelegados del gobierno en los estados del país, dejó ese puesto para retomar su escaño en el Senado.
Los cambios que anunciará Sheinbaum se darán, sobre todo, en dos de las áreas que justamente le abrieron los flancos más importantes: gobierno, por el tema de la pérdida del bastión de la izquierda, y el Sistema de Transporte Colectivo, que está en picada.
Alfonso Suárez del Real y Florencia Serranía —por fin— dejarán sus respectivas oficinas, a las que llegarán dos alfiles del gobierno federal, ya que también desde Palacio Nacional se harán cargo de todo lo que tenga que ver con la rehabilitación del Metro.
Al interior de Morena entienden que Sheinbaum haya permitido que esos temas se manejen desde la Presidencia de la República, a cambio de que pueda ser reactivada como aspirante al relevo en 2024.
El problema para Claudia será hacia el exterior, pues al claudicar a responsabilidades —sobre todo la del Metro— envía malas señales a los capitalinos. La primera, que no puede sola; la segunda, que no tiene autonomía y actúa como los antiguos regentes. Porque está bien que sólo haya una voz para la Línea 12, pero debió ser la de la jefa de Gobierno, quien no debió permitir que le quitaran funciones.
El tema es delicado, pues, además de poner en duda sus capacidades administrativas, defrauda a quienes votaron por ella para gobernar con autonomía, como ordena la Constitución de la Ciudad de México.
Un poco en su descarga, a diferencia de su administración, desde que ganó Cuauhtémoc Cárdenas, en 1997, los jefes de Gobierno habían tenido independencia, porque siempre fueron oposición ante el presidente en turno.
Eso les permitió diferenciarse de la Federación y retener la ciudad, pues los capitalinos castigaban al partido del presidente. Y lo siguen haciendo, pero como ahora ambos son del mismo proyecto, a Claudia le cargan las pifias del gobierno federal.
El camino de la claudicación es muy riesgoso para ella, y de la sacudida que dé a su gobierno se podrá vislumbrar cómo quiere caminar en la segunda parte del sexenio.
CENTAVITOS
Las autoridades de Morena en Álvaro Obregón no quieren dejar ni un solo centavo en caja a la aliancista Lía Limón, quien en octubre tomará las riendas de la demarcación. Nomás por molestar, la alcaldía se inventó un programa emergente para regalar refrigeradores, lavadoras, láminas y tinacos, con el pretexto de apoyar a los pobladores ante “fenómenos perturbadores” como incendios, deslaves e inundaciones. Está claro que sólo quieren acabarse el dinero y dejar sin cash a la nueva administración. No entienden que no es a Lía a la que dejan sin recursos, sino a los propios obregonenses, que son quienes la sufrirán, y todo porque Morena no sabe perder. Información Excelsior.com.mx