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Salinas: Aliados y adversarios

Por Yuriria Sierra

“Me da una gran confianza que el equipo mexicano es de muy alta calidad, con gente muy experimentada, como Ildefonso Guajardo, y con la labor política que realiza el canciller Luis Videgaray; sus contrapartes no están a la altura de ellos. Es una pena ver la baja calidad del equipo negociador estadunidense; no pasarían un examen elemental de economía; esa insistencia de ellos de que fue un tratado que se les impuso de manera agresiva (…) No fue así…”, me dijo Carlos Salinas de Gortari, como primera impresión de la renegociación del TLCAN; me lo dijo ayer en el foro de Imagen Televisión. Él lo conoce bien, fue su artífice, él lo negoció y lo firmó. Pocos como él conocen los términos en que fue acordado. Para Estados Unidos, por ejemplo, este tratado se convirtió en la primera vía en su historia para tener una relación con México con reglas de por medio. También, reconoce, es un ejemplo que debería servir para quien hoy despacha en la Casa Blanca, porque hizo que un presidente republicano, George Bush, y otro demócrata, Bill Clinton, lograran un acuerdo basado en el respeto.

Fue mi segundo encuentro con el expresidente en un mismo año. Jamás, nunca antes, Carlos Salinas de Gortari había publicado más de un libro en menos de doce meses. Fue apenas en abril cuando presentó Muros, puentes y litorales, sobre la relación de nuestro país con Estados Unidos y Cuba. Fueron los tiempos en que Javier Duarte recién conocía la prisión tras su detención en Guatemala. Ahora, regresa a los estantes de librerías con Aliados y adversarios: TLCAN 1988-2017 (Ed. Debate, 2017), una pieza provocadora: “no creo que Trump haya leído un libro en su vida”, me advirtió el expresidente, y, en caso de ello, éste podría ser el primero pues, entre otras cosas, narra la importancia histórica del tratado para los tres países firmantes, pero también para aquellos que lo vieron como una posibilidad para generar acuerdos en su región.

Y Carlos Salinas de Gortari reaparece en la escena pública no sólo en la coyuntura de una renegociación que ya está en en break hasta enero próximo, sino también en un momento en que el PRI se encuentra en su ritual, en esa liturgia que rodea la designación de su candidato presidencial. La sucesión en la que “oficialmente nunca hay listas”, me precisó. A Salinas de Gortari le ha tocado vivir cinco de estos momentos: el de su padre, Raúl Salinas Lozano (tal vez el más doloroso, pues su papá era mencionado, pero no logró la candidatura); el de su entonces jefe, Miguel de la Madrid Hurtado; el propio: Miguel de la Madrid destapó a Carlos Salinas de Gortari; luego el de Luis Donaldo Colosio; y, finalmente, por razones conocidas, el de Ernesto Zedillo. Tras un sexenio tan complicado, como lo ha sido éste, cómo ve el expresidente a su partido, el PRI: “Cuando en 1988 tuvimos una elección muy complicada, muy cuestionada, se dijo que el PRI no tenía una posibilidad en un futuro. Tres años después, con un sistema electoral mucho más depurado, el PRI se levantó con 63% de la votación y mayoría absoluta para reformas constitucionales (…). Es poco conveniente hacer predicciones, se pueden hacer encuestas, que son fotografías del momento, pero lo que yo viví entonces, es que nunca hay que subestimar a nadie…”.

Aliados y adversarios, más que un libro, una provocación con más de una pista de interpretación: “Fue un 23 de noviembre cuando, cinco días después, el Partido Revolucionario Institucional destapó a Luis Donaldo Colosio como candidato a la Presidencia de la República…”, me agregó el exmandatario. Haciendo cuentas y analizando el momento: ayer, el PRI publicó su convocatoria para elegir candidato presidencial. Si el tricolor continúa con sus rituales, sería por el 28 de noviembre cuando tengamos un nombre… Información Excelsior.com.mx

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